Cuando a uno le dejan ponerse a los mandos de un coche que tiene ya más de medio siglo de vida, lo primero que sientes es una responsabilidad tremenda, la responsabilidad de estar al volante de una auténtica joya cargada de historia, repleta de momentos inolvidables y aún perfecta para seguir aportando todo tipo de sensaciones al que se pone a los mandos.
El Mercedes 190 SL (W 121 B.II Roadster) que ha caído en mis manos es una unidad de 1958 y tiene detrás una bonita historia, el relato de su caída en el olvido y de su vuelta al esplendor, una bella crónica que ya disfruté contando en “la magia de la restauración”.
Ahora tocaba ponerse a los mandos y no podía desperdiciar semejante oportunidad.
El Mercedes 190 SL hizo su aparición como prototipo en el Salón de Nueva York de 1954, compartiendo escenario con el espectacular deportivo Mercedes 300 SL “Gullwing”, siendo una respuesta de Mercedes-Benz a todos aquellos que en la época quisieran conducir un coche como el Mercedes 300 SL Roadster, pero a un precio muy claramente inferior.
Para que su producción fuera más económica, la marca alemana tomó como base el Mercedes 180 Sedán (W 120 Ponton), del cual se utilizó todo su tren de rodaje (con suspensión independiente a las cuatro ruedas) y el resto de elementos mecánicos (motor, caja de cambios, dirección y frenos), aunque el estilo exterior no se alejó mucho de las formas que tenía el potente Mercedes 300 SL “Alas de gaviota”.
La carrocería monocasco construida en acero fue rematada con elementos fabricados en aluminio (capó, portón trasero, paneles de las puertas y cuadro del salpicadero) lo que permitió establecer un peso de 1.140 kilogramos (1.175 kg con el techo duro) en este coche que tiene 4.220 mm de longitud, 1.740 mm de anchura y 1.280 mm de altura (1.320 mm con el techo duro), mientras que la distancia entre ejes es de 2.400 mm.
Las primeras unidades del Mercedes 190 SL comenzaron a fabricarse en la primavera de 1955, con algunos pequeños cambios respecto al prototipo inicial presentado el año anterior (para el que se anunciaba una potencia de 127 CV y una velocidad máxima de 190 km/h).
El modelo de producción contaba finalmente con el motor “M121 B II” de cuatro cilindros en línea, 1.897 centímetros cúbicos y doble carburador Solex de doble cuerpo, que desarrollaba una potencia de 105 CV a 5.700 rpm y le permitía alcanzar una velocidad máxima de 170 km/h.
El Mercedes 190 SL se fabricó en configuración Coupé (las versiones que llevaban un techo duro practicable) y Roadster (las versiones descapotables con el techo de lona) entre 1955 y 1963, con una producción total de 25.881 unidades, de las cuales se estima que un 30 % continúan todavía en circulación (unas 7.700 unidades).
Cuando salió al mercado, el precio del Mercedes 190 SL Roadster era de 3.998 dólares en EEUU y 16.500 marcos en Alemania, mientras que el precio del deportivo Mercedes 300 SL “Gullwing” alcanzaba la cifra de 7.463 dólares americanos y 32.500 marcos alemanes de la época (prácticamente el doble).
Hoy en día, la valoración del Mercedes 190 SL ha experimentado un cambio muy importante y las unidades originales en perfecto estado de conservación, como la que he tenido ocasión de probar, ronda los 120.000 euros de precio.
Confieso que, después de conducirlo, el Mercedes 190 SL no es el coche de mis sueños, pero podría ser perfectamente el coche de mis paseos, un descapotable realmente bello en su figura, muy sólido en su construcción y repleto de elegancia en movimiento.
