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Seat León SC

Escrito por: Víctor M. Fernández - 15 agosto 2013

Mejor calidad de acabado y un nuevo puesto de conducción

Comparado con el Seat León II al que sustituye, lo primero que llama la atención en el habitáculo del nuevo modelo es la evolución experimentada en su presentación interior. El anterior plástico duro empleado en la parte superior del salpicadero y las puertas ha dejado paso a nuevos revestimientos en plástico mullido que proporcionan una mayor sensación de calidad. La consola central está ahora rematada en plástico pintado que aporta un mejor tacto y existe una gran variedad de revestimientos opcionales para la tapicería de los asientos, incluido el cuero sintético “Alcantara” y la piel natural.

El diseño del salpicadero tiene la consola central levemente orientada hacia el conductor y todos los mandos se encuentran situados a mano. Además, todas las versiones llevan ahora una pantalla de manejo táctil para seleccionar las funciones del equipo de audio y el dispositivo multimedia opcional con navegador. Dicha pantalla varía según las versiones y puede tener 5” (monocroma y en color) ó 5,8” (siempre en color) de tamaño.

El cuadro de instrumentación también varía en función de las versiones, aunque todas ellas incluyen una pantalla adicional de 3,5” situada entre el velocímetro y el cuentavueltas analógico. Dicha pantalla es en color en las versiones que cuentan con el equipo multimedia con navegador y en ella podemos visualizar todas las funciones del ordenador de viaje (con doble lectura), las indicaciones de navegación, el teléfono manos libres por Bluetooth, el equipo de audio (radio y cargador de CD´s) y las funciones programables, seleccionando dicha información mediante los mandos multifunción que hay situados en el volante y son de cómodo accionamiento.

Todos los Seat León SC llevan unos asientos delanteros de corte deportivo que resultan suficientemente cómodos en su mullido (en los viajes largos se agradecería que fuese todavía un poquito más duro) y aportan una sujeción lateral satisfactoria. El volante ofrece una amplia regulación en altura y distancia, resultando sencillo encontrar una posición de conducción adecuada.

Sin embargo, el nuevo León III sigue manteniendo los pedales demasiado altos, un defecto ergonómico que ya tenía en la anterior generación y que comparte con otros compactos del Grupo Volkswagen. Que estén tan altos nos obliga a mover las piernas más de lo deseable para accionarlos, aspecto que influye en la rapidez de accionamiento y también en la fatiga al volante a lo largo de los kilómetros. Además, el pedal del acelerador queda algo separado del pedal de freno, detalle que incomoda en mayor medida la realización del punta-tacón. Se puede hacer, pero en el anterior León II se daba el golpe de gas con mayor facilidad.