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La magia de la restauración

Escrito por: Víctor M. Fernández - 1 agosto 2012

Volver a su estado original

En el proceso de restauración tenían que partir desde cero y su nuevo propietario quería que el 190 SL recuperara su estado completamente original, exactamente igual que cuando salía de fábrica a finales de los años 50.

El número de chasis, la numerosa documentación existente sobre este modelo y cierto trabajo de “investigación” le permitieron a Pablo Muñoz constatar que este descapotable salió de la cadena de montaje con la carrocería de color rojo (el coche comprado estaba pintado en color plata) y que podía llevar la tapicería interior en color negro o en beis, al igual que la capota de lona. Una vez que todos los datos estaban claros… era el momento de ponerse manos a la obra.

El primer paso fue desmontarlo por completo: motor, transmisión, suspensión, dirección, frenos, interiores, instalación eléctrica, lunas y parabrisas… pieza por pieza, hasta que la carrocería monocasco quedó completamente desnuda.

El siguiente paso, imprescindible, fue aplicar un chorro de arena a presión en toda la carrocería y otras partes mecánicas como los puentes, suspensiones, llantas y subchasis delantero (donde va fijada toda la suspensión delantera y los anclajes del motor). De esta forma, se quedaban todas las piezas completamente vírgenes, sin pinturas, emplastes, guarnecidos o suciedad que camuflaran posibles corrosiones o soldaduras inadecuadas.

Una vez realizado este proceso, Pablo Muñoz descubría los efectos de la corrosión en las cuatro aletas (detrás de ambos faros delanteros había un parche de chapa con remaches que estaba recubierto por un emplaste duro), en todos los pasos de rueda, en el piso del vehículo, el maletero y otras partes estructurales que requerían ser saneadas.