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La magia de la restauración

Escrito por: Víctor M. Fernández - 1 agosto 2012

Dando forma a la carrocería

Daba comienzo el proceso de reconstrucción de la carrocería y de todas las piezas corroídas que requerían sustitución. A través de un concesionario de Mercedes-Benz se compraron un buen número de las piezas necesarias para la carrocería (la marca alemana es una de las pocas que tiene una división de recambios para sus vehículos clásicos). De esta forma, se encontró como recambio original las cuatro aletas, la parte frontal, la parte trasera, el piso del maletero y los pasos de rueda traseros.

Pero, también encontraron otros elementos que necesitaban sustitución y que no estaban disponibles (largueros del bastidor, bajos laterales de la carrocería, refuerzos interiores…), así que tocaba reconstruirlos de manera artesanal.

Con todas las piezas ya hechas, daba comienzo el proceso de ensamblado con soldadura tipo “mig” (de hilo continuo eléctrico). De esta manera se consigue una unión más fuerte a nivel estructural porque no debilita la chapa al soldar punto por punto.

Con todos los elementos saneados, las nuevas aletas colocadas y la carrocería reconstruida, ahora tocaba montar puertas, capó y tapa del maletero, para comprobar los huecos y que todo tenía las holguras correspondientes. Se da la particularidad de que, dichos elementos, son de aluminio en el 190 SL y también requirieron la reparación de ciertas abolladuras y deformaciones.

Tras colocar la estructura de la capota (sin montar la lona todavía), verificar su adecuado funcionamiento y el correcto ajuste de todo, el Mercedes estaba ya listo para pasar a la fase de pintura.