El límite de presupuesto agudiza la eficiencia de los equipos
La temporada 2021 marcó ya las primeras restricciones financieras en el mundo de la Fórmula 1, con un límite presupuestario impuesto por el reglamento deportivo para contener el gasto excesivo de los equipos y alcanzar así una mayor igualdad entre ellos.
Pero va a ser en 2022 cuando más se van a reflejar los verdaderos efectos de dicha restricción, ya que los equipos han contado con el mismo límite económico para desarrollar sus nuevos monoplazas (la pandemia de coronavirus hizo que en 2021 se emplearan los mismos monoplazas de 2020).
Basado en un calendario de 21 Grandes Premios, el límite inicial que se había barajado fue de 175 millones de dólares por equipo al año, pero la utilización de los coches de la temporada anterior hizo que dicha cantidad se viera reducida hasta los 145 millones de dólares ya en la temporada 2021.
Una cantidad muy similar ha sido también la fijada para el año 2022, aunque la idea es rebajarla hasta los 135 millones de dólares en la temporada 2023.
El límite presupuestario para 2022 se ha establecido finalmente en 140 millones de dólares para 21 Grandes Premios, al que se añade 1,2 millones de dólares por cada Gran Premio adicional (el calendario inicial contaba con 23 Grandes Premios, hasta la anulación del GP de Rusia a causa de la guerra con Ucrania).
Además, cada Gran Premio que cuente con carrera de “calificación sprint” (en 2022 está previsto en Imola, Red Bull Ring e Interlagos) añadirá otros 300.000 dólares adicionales y los equipos podrán gastar otros 100.000 dólares más en caso de accidente durante dicha carrera de calificación.
Con el límite presupuestario, el costo de desarrollo y puesta sobre la pista de los coches se ha convertido en un aspecto clave en el que hay que compensar dicho costo a cambio de rendimiento.
Anteriormente, eran justificables los esfuerzos económicos que realizaban los equipos grandes (con presupuestos que han llegado a superar los 400 millones de dólares) para incrementar tan solo un poco el rendimiento, pero ahora ya no va a ser así y cada equipo deberá optimizar cada dólar o euro gastado para sacar el máximo partido a su coche, encontrándose todos en una situación más igualada.
El talento mostrado por los equipos humanos tendrá una mayor relevancia en el empleo de los recursos económicos y en su resultado. Así, los equipos con menos recursos no deberían partir al inicio de la temporada con la seguridad de ser los colistas de la parrilla, al no existir una brecha tan acusada entre los que tengan los mejores medios económicos y los que cuenten con un capital más modesto.
Afortunadamente para los equipos más poderosos, dicho límite de presupuesto no incluye los gastos de “marketing” ni el salario de los integrantes más distinguidos del equipo (los tres empleados mejor pagados y los dos pilotos oficiales).
Para facilitar el cumplimiento del límite presupuestario impuesto, los equipos tendrán regulado el número de motores (3), cajas de cambio (3) y conjunto de escapes (8) que puede utilizar cada piloto durante toda la temporada, mientras que el equipo de frenos se restringe a un solo juego de cuatro discos de carbono por Gran Premio.
Saltarse dichas restricciones seguirá suponiendo una penalización de varias posiciones en la parrilla de salida.