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Fuego en el desierto. GP de Bahréin 2020

Un relato de El Abuelete del M3 - 1 diciembre 2020

Estaba siendo una salida en la que Lewis Hamilton (Mercedes) no se dejaba tomar la delantera, en la que Valtteri Bottas (Mercedes) perdía posiciones en una nueva arrancada desastrosa, donde el joven lobo Max Verstappen (Red Bull) perseguía al líder de la manada y… de repente, ¡el fogonazo!

Algo muy grave debía estar ocurriendo cuando el realizador de televisión nos lo estaba ocultando, durante un escaso minuto que se nos hizo eterno, unos segundos de angustia que hicieron retroceder la mente de este viejo aficionado hasta aquel tiempo en el que, a los elementos naturales de ruido y furia, se unía también el fuego.

Pasaron por su mente las imágenes de aquel abril de 1970, en el Circuito del Jarama, con el Ferrari 312B de Jack Ickx y el BRM P153 de Jackie Oliver envueltos en llamas, ese día en el que todos fueron héroes y se forjó la leyenda de D. Andrés Mas, el “Angel del Jarama”, hombre sencillo, manos y carácter de titanio.

Y aquel día de agosto de 1976, en el viejo Nürburgring, cuando Arturo Merzario, ayudado por los también pilotos, Guy Edwards, Brett Lunger y Harald Ertl, de forma providencial se adentraban en el infierno de fuego en que se había convertido el Ferrari 312 T2 de Niki Lauda, para sacarle con vida, tras su espantoso impacto contra las barreras de aquel GP de Alemania 1976.

 

 

 

 

 

Imposible olvidar el también lejano en el tiempo GP de Canadá de 1982, en el que el Osella FA1C de Riccardo Paletti, después de colisionar a 200 km/h contra el Ferrari 126 C2 de Didier Pironi, inmóvil en la “pole” de arrancada, se convirtió en el mismísimo infierno cuando estaba recibiendo ayuda de varios comisarios. Allí hubo heroísmo a raudales, pero el impacto y el fuego no tuvieron misericordia con el piloto italiano.

Así pues, algo grave estaba ocurriendo en esta ocasión en el circuito de Sakhir, casi insólito en este tiempo de calculadas seguridades, porque lo cierto es que el Haas-Ferrari VF-20 de Romain Grosjean, lanzado también a más de 220 km/h tras tocarse con Daniil Kvyat (AlphaTauri), se había incrustado con 53 Gs de violencia entre las defensas de la curva 3 del trazado y aquel guarda raíl, cortado como corta el cuchillo la mantequilla, tenía atrapado entre las llamas a un hombre joven, 34 años, que de no ser por el “Halo” hoy no podría contarlo, controvertido elemento de seguridad con el que el propio piloto francés, director de la Asociación de Pilotos de Gran Premio (“GPDA”), fuera muy reticente en su implantación en 2018.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fueron 28 segundos de angustia, envuelto en una bola de fuego a 800º C, que terminaron con las imágenes de alivio de una escena en la que tampoco faltaron los héroes. Ian Roberts, delegado médico de la FIA, Alan van der Merwe, piloto del coche medicalizado, comisarios anónimos y bomberos en acción vieron surgir de entre las llamas a Romain Grosjean (Haas), con un pie descalzo, manos apoyándose en el metal ardiente y con la visera de su casco derretida, huyendo de la trampa de ese horno que estuvo a punto de atraparle en un mortal abrazo.

Tras el impacto inicial, Ross Brawn afirmaba que “el fuego y las barreras rotas son dos temas preocupantes, algunos factores fallaron de forma impredecible y habrá que investigarlo”.

Lo que funcionó a la perfección fue la célula de seguridad aportada por el monocasco de fibra de carbono y la protección del “Halo”, completamente abrasados por el fuego pero absolutamente intactos en su configuración estructural.

 

 

 

 

 

Con el piloto accidentado ya en lugar seguro (el Hospital de Manama al que un helicóptero le había evacuado), sin daños físicos importantes y la incógnita de si será éste su Gran Premio final en la Fórmula 1 (en Haas han confirmado ya la sustitución de sus dos pilotos para la temporada 2021), las defensas del circuito reparadas con bloques de cemento más robustos y los motores bramando, se retomaba la salida de una prueba en la que ya todo parecía casi secundario.

Después de haber logrado la “pole” del sábado (1 m 27, 264 s), no hubo ninguna sorpresa en que la “Flecha de plata negra” de Lewis Hamilton (Mercedes) dominase la carrera de principio a fin, con el Red Bull de Max Verstappen intentando inútilmente atraparlo. “Mi coche salta como un canguro”, le decía por radio el piloto holandés a su ingeniero de pista.

 

 

 

 

 

Nada más darse la segunda salida tenía que entrar ya en pista el “Safety Car” para contener los agresivos impulsos de los jóvenes cachorros, quedando volcado en medio del asfalto el monoplaza de Lance Stroll (Racing Point) tras ser golpeado por Daniil Kvyat (AlphaTauri), sin duda en una de sus carreras más complicadas. Si el primer contacto con Grosjean (Haas) fue completamente fortuito, el toque con Stroll pareció evitable y fue sancionado por ello (con una penalización de 10 segundos en “pit lane”).

A lo largo de la carrera pudimos asistir a una numerosa variedad de estrategias (todos los “pit stops”) que aportaron bonitas peleas durante toda la prueba, destacando en ellas “Checo” Pérez (Racing Point), que mereciendo un lugar de honor que tenía casi conquistado en el tercer escalón del podio (hubiera sido su segundo podio consecutivo, tras el GP de Turquía 2020) vio cómo el motor Mercedes de su Racing Point le dejaba fuera de carrera envuelto en llamas (una avería eléctrica en el “MGU-K” fue la causante del abandono a tres vueltas del final).

 

 

 

 

 

Sería Alex Albon (Red Bull) el principal beneficiado de los males del mejicano, encontrándose en bandeja con una tercera plaza final que no había ganado sobre el asfalto, pero le permite rubricar su segundo podio de la temporada, en una lucha interna por mantener su disputado asiento en el equipo austriaco.

Destacó también un sólido Carlos Sainz Jr (McLaren), ganando 10 puestos sobre el asfalto (salía en parrilla en P15) y peleando posiciones con la firmeza de quien confía en sí mismo, incluido algún “recadito” que se repite en este final de temporada a Charles Leclerc, su próximo compañero en Ferrari en 2021.

Buen papel también de Lando Norris (P4 final), sumando junto a Carlos (P5)  unos puntos muy necesarios que han permitido a McLaren situarse en la tercera plaza provisional del Campeonato de Constructores de F1.

 

 

 

 

 

La pelea en pista terminó con la retirada de Sergio Pérez (Racing Point), motivando una segunda salida del “Safety Car” tras el que mansamente harían su llegada a meta todos los participantes (de ahí las escasas diferencias de tiempo en la clasificación final).

Lewis Hamilton (Mercedes) celebraba así su 11ª victoria de la temporada, obteniendo también su quinto triunfo consecutivo en esta etapa en la que tan solo le queda un récord por batir (quizá una octava corona de campeón).

Mientras, el cielo de Bahréin, bajo el manto protector de la noche del desierto, se vuelve a iluminar con fuegos artificiales de celebración, más coloridos y menos dramáticos que ese fuego destructor que creíamos ya olvidado en los monoplazas de Fórmula 1.

CLASIFICACIÓN FINAL GP DE BAHRÉIN 2020

1º Lewis Hamilton (Mercedes), 57 vueltas en 2 h 59 m 47,5 s

2º Max Verstappen (Red Bull-Honda), a 1,2 s

3º Alexander Albon (Red Bull-Honda), a 8,0 s

4º Lando Norris (McLaren-Renault), a 11,3 s

5º Carlos Sainz Jr (McLaren-Renault), a 11,7 s

6º Pierre Gasly (AlphaTauri-Honda), a 11,9 s

7º Daniel Ricciardo (Renault), a 19,3 s

8º Valtteri Bottas (Mercedes), a 19,6 s

9º Esteban Ocon (Renault), a 22,8 s

10º Charles Leclerc (Ferrari), a 1 vuelta

Pole Position: Lewis Hamilton (Mercedes), en 1 m 27,264 s

Vuelta rápida en carrera: Max Verstappen (Red Bull-Honda), vuelta 58 en 1 m 32,014 s a una velocidad media de 211,741 km/h

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