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BMW Driving Experience del Abuelete del M3

Un relato de El Abuelete del M3 - 18 junio 2014

01_BMW-Experience-ValenciaVeinticinco años de fidelidad a la marca y tres generaciones de BMW M3 disfrutadas, hasta convertirme en “El Abuelete del M3”, propiciaron la oportunidad de vivir una de esas experiencias que no se olvidan fácilmente.

La “BMW Driving Experience” lleva varios años implantada en distintos países. En España, está impartida por la escuela “BMW Driving Experience”, dirigida por Balba Camino, una profesional que en su faceta de piloto alcanzó varios títulos importantes, en campeonatos donde se enfrentaba, cara a cara, con los mejores pilotos masculinos.

Con ese precedente, Balba ha sabido impregnar su escuela de una mezcla de refinamiento, solvencia técnica, deportividad y entusiasmo por la labor realizada, que se capta desde el momento en que te sumerges en la experiencia.

Dentro del segmento “Premium”, BMW es una marca que ha buscado aproximarse al consumidor y ha convertido este evento en un poderoso imán, que te atrae y te lleva a vivir emociones en las que el conductor BMW participa con toda intensidad.

Tras la cálida recepción en el “paddok” del circuito de Cheste, una breve charla, a modo de “briefing”, te informa de las características del evento que vas a disfrutar, advirtiendo el instructor que lo mejor es disponerse a vivir lo que viene a continuación, bajo la experta supervisión y tutelaje del equipo de pista.

Este está formado, exclusivamente, por profesionales experimentados y entusiastas deportistas, que vuelcan sus conocimientos en nosotros, para convertir en posible esa ensoñación de ser “pilotos BMW por un día”, aquellos “cinco minutos de fama” que decía Andy Warhol elevados a la máxima potencia.

Porque, si de potencia hablamos, nos encontraremos ante la oportunidad de conducir los modelos más atrayentes de las series del fabricante, que incluyen, según la ocasión, modelos de la gama “M Performance” y/o genuinos “M”, todos ellos “pata negra”.

Primero con el instructor al volante, para mostrarnos las características de la pista  y luego sentado en el “asiento del piloto”, situarse ante la orden de partida es siempre una vivencia única en un circuito de velocidad. Lo hayas experimentado con anterioridad o no, tiene una mezcla de emoción y “subidón” de adrenalina que hacen inolvidable el momento.

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En este tiempo de limitación y radares ocultos, tienes ante ti un territorio libre, en el que dar rienda suelta a ese impulso natural de conocer tus límites al volante, en un entorno seguro y con la ayuda y consejo del instructor para conseguirlo, sin correr riesgos desconocidos.

No será este “Abuelete” el que os aburra con batallitas, tratando de convenceros de que todo tiempo pasado fue mejor. Cada época tiene sus vivencias y es cierto que hubo un tiempo, hace ya muchos años, en que los españoles, recién llegados al disfrute de nuestro primer coche, desplegamos nuestro entusiasmo y falta de experiencia por las vías públicas, pagando a la vez un alto precio en víctimas de la carretera.

Hoy la emoción queda enmarcada, casi exclusivamente, en este tipo de experiencias y, lo que yo mismo he comprobado, es el avance que se produce en materia de eficacia, eficiencia y seguridad en cada nueva generación de vehículos BMW.

Cuando, a la orden del instructor, te lanzas al punto de frenada que enmarcan dos conos en el exterior de la pista, para después buscar el vértice interior de la curva, sin dejar de acelerar al máximo, lo normal es que el pie dude, hasta que compruebas en esa pasada y en las siguientes que, “no pasa nada”, excepto la sensación de estar sumergido en un paso de vals, a los acordes de la música compuesta por los neumáticos tecleando sobre los “pianos” del circuito.

02_BMW-Experience-ValenciaOtras pruebas, con “doble esquiva” y “slalom” incluido, acaban por convencerte del altísimo nivel de seguridad que espera agazapado en la electrónica del modelo, con el único propósito de ayudar a resolver las ocasiones de peligro que las circunstancias del tráfico o nuestros excesos lleguen a plantearnos.

Tras varias pruebas, que completan el programa en pista, tuve la suerte de sacar “bola naranja” en el sorteo de un “copilotaje” en circuito.

Esto es, sentarte a la derecha del piloto y ver cómo se acerca cada curva a velocidades de auténtico vértigo, comprobando cómo el piloto, relajado y seguro, va enlazando una tras otra, todas al máximo (si levantas el pulgar hacia arriba), completando durante dos vueltas el “vals” de derrapaje que querrías repetir, repetir y volver a repetir…

Cuando te bajas del vehículo, aún recibes el certificado de la “BMW Experience” y algún bonito obsequio de la marca, aunque el mayor regalo es la sonrisa que queda marcada en nuestro rostro, recuerdo inolvidable y visible de que “El Abuelete del M3” estuvo allí.

NOTA: Mi agradecimiento más “racing” a Borja García (que me hizo disfrutar a fondo en el copilotaje del BMW M235i), Mario Guillén (que me ayudó a marcar “mi mejor ritmo” en las pruebas de slalom y esquiva), Pablo Muñoz (que me dio “caña” de la buena en las vueltas al circuito) y Alberto Rodríguez Casabella (que lo coordinó todo con batuta maestra).

  • 4 comentarios

    • Alberto Casabella dijo:

      Muchísimas gracias por el reportaje y por tus comentarios.
      Es un auténtico placer tener gente así de aficionada. El trabajo así se convierte en un privilegio!!

      • El Abuelete del M3 dijo:

        Querido Alberto, las gracias os las doy yo a todo vuestro equipo, porque creo que os entiendo, comparto vuestra ilusión y conozco vuestro sacrificio, y porque, aunque viejo, me siento «uno de los vuestros».
        Para mí tiene muchísima importancia la labor didáctica de la BMW Driving Experiencie, acercando al gran público lo que de otro modo se quedaría encerrado en un círculo excesivamente restringido.
        Por todo ello tendréis siempre mi admiración y gratitud, porque, bajo el glamour de la convocatoria, observo que se esconde en este caso una labor social de valor impagable, la de hacer comprender el porqué del comportamiento indulgente, casi milagroso de la tecnología con nuestros errores de usuarios del automóvil. Por todo ello, mi felicitación, que hago extensible a Balba Camino y un fuerte abrazo para todos vosotros de este «Abuelete del M-3».

    • Manolo dijo:

      Hola Abuelete.
      No te privas de nada.
      Yo que conduje tu M3 hace ya bastante tiempo y me hiciste darle caña por una carretera normal, me imagino lo que debe ser poder darle a tope en un circuito sin miedo a radares o que te estén esperando en la curva siguiente los picoletos.
      Sólo con tu relato ya vivo lo que fue para ti la experiencia.
      Me alegro de que lo hayas podido disfrutar y compartir con los amigos.
      Con sana envidia…….. un fuerte abrazo.

    • El Abuelete del M3 dijo:

      Hola Manolo, a la vida, como a los guisos, hay que echarle pimienta para mejorarla, que hay días «mú aburríos». La ración extra de participar en la «BMW Driving Experience» es algo que recomiendo a cuantos tengan la posibilidad de vivirla. Mi vida, ahora, como «clase pasiva», es mucho más sedentaria, pero sentado al volante, o en el asiento del copiloto, dejándome llevar por esa gente joven, pero llena de experiencia del equipo, me hacían sentir que se desprendían de mí las «piezas oxidadas» y volvía a revivir la emoción de muchos días de carreras, dias de plenitud sobre el asfalto de circuitos como Cheste.
      Como anécdota, entre los participantes en mi tanda, hubo varios de ellos, mucho más jóvenes que el Abuelete, que por temor a lo desconocido o porque hay gente «mú prudente», renunciaron a participar en el sorteo de la sesión de «copilotaje».
      Cuando tuve la suerte de extraer una de las bolas «naranja», recordando las varias veces en que había vivido experiencias similares, sentado al lado de pilotos muy cuajados en domar bestias muy potentes, les ofrecí mi plaza a algunos de los que se habían borrado, con el argumento de que, si yo, que soy un viejo, podía «sobrevivir» a la experiencia…no se atrevieron y no saben lo que se estaban perdiendo….jejeje. Un abrazo y la próxima que nos veamos, le damos caña al «amarillo».