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Mucho que aprender de los ingleses

Escrito por: Víctor M. Fernández - 11 junio 2013

No sé si sería correcto decir que Inglaterra es la cuna del automovilismo deportivo, pero sí es cierto que es un país en donde la pasión por los coches y la competición se encuentra a otro nivel. En materia de afición a los coches y afición a las carreras nos queda mucho que aprender de los ingleses.

En Gran Bretaña hay muchos circuitos (grandes, medianos y pequeños) y en todos ellos se realizan competiciones o actividades todos los fines de semana, a pesar de que su tiempo lluvioso y cielo apagado no invite especialmente a ello.

Familias enteras visitan los circuitos para pasar el fin de semana, mostrando en las carreras un punto de emoción y afición que no he visto en ningún otro sitio. Además es un público entendido, que sabe aplaudir al vencedor pero también muestra su reconocimiento al resto de los participantes que luchan en la pista por mejorar una sola posición, aficionados agradecidos que disfrutan del espectáculo y lo engrandecen con su presencia.

Aún recuerdo la ilusión que me hizo como piloto la primera vez que me pidieron un autógrafo… y fue en Inglaterra, durante el Fórmula Ford Festival de 1992, una carrera que reunía y reúne cada año a los mejores de la especialidad en todo el planeta, una especie de “mundial de monoplazas” que sólo se puede hacer en Inglaterra.

He tenido ocasión de realizar más carreras en distintos circuitos de Gran Bretaña y la extraordinaria afición y calor que transmite el público es una de las cosas que invitan a ir a competir a Inglaterra, además de encontrar una rivalidad en pista extraordinaria desde el primer hasta el último participante.

Pero, además, los británicos parecen tener una máxima: “todo lo que tenga ruedas y se mueva sirve para correr”. Y la ejecutan en el más amplio sentido de la palabra, llevándolo a la práctica desde hace un siglo. Da igual si es un monoplaza, un GT, un turismo, un utilitario, una furgoneta, un camión o una máquina de cortar el césped. Si se mueve, sirve para correr.

Además, el país esta repleto de pequeños talleres, preparadores y amantes de la mecánica dispuestos a echar una mano a un precio razonable a cualquier piloto del barrio con el que pasar el fin de semana y disfrutar de las carreras.

El parque automovilístico se encuentra en otra dimensión (solo hay que darse un paseo por Londres para ver verdaderas maravillas) y en los circuitos se congregan una variedad de modelos para quedarse con la boca abierta.

A mí me ha llamado especialmente la atención la cantidad de coches clásicos con los que hacen carreras, verdaderas joyas de la automoción de valor incalculable con los que no se cortan ni un pelo si hay que abollar una aleta o arrugar el morro para empujar a otro rival en la pista. La clave está en que, en Inglaterra, encuentras un buen número de buenos chapistas y restauradores que lo vuelven a dejar como nuevo y, sobre todo, las piezas para repararlo, aunque tenga medio siglo a sus espaldas.

Otro derroche de inteligencia automovilística es no dejar “morir” los coches de competición que se hacen viejos. En Inglaterra siempre hay algún campeonato o categoría en el que puedas inscribir tu Renault Clio Cup de primera generación, el Ford Escort RS Cosworth, un Toyota MR2 de la pasada década o un Porsche 928 que has convertido en coche de carreras en el taller de unos amigos. Si tienes cualquier monoplaza, un turismo preparado o una furgoneta con la que quieras echar carreras, seguro que también encuentras el sitio donde poder competir con ellos.

Así que sobra decir que siento envidia, mucha envidia de los ingleses y de su forma de entender, tratar y hasta mimar ese patrimonio automovilístico que tienen. Envidia sana de ver cómo encuentran muchas más empresas (grandes y pequeñas) dispuestas a prestar su ayuda económica e imagen en los patrocinios. Envidia de ver cómo las televisiones (nacionales y locales) sacan partido a esta espectacular actividad deportiva sin que los organizadores tengan que ir con el dinero por delante para que retransmitan sus carreras. Y envidia absoluta de ver cómo las marcas de automóviles, neumáticos, lubricantes y demás empresas del sector se involucran a fondo y de manera oficial en todo tipo de carreras y campeonatos, sin duda, fruto de una afición de la que tenemos mucho que aprender de los ingleses.

  • 1 comentario

    • Andy dijo:

      Estoy totalmente de acuerdo. Nos falta muchísimo que aprender. Todo un ejemplo a seguir…

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