Síguenos

El negocio de los coches de carreras

Escrito por: Víctor M. Fernández - 5 abril 2013

Es muy obvio decir que los fabricantes de coches desarrollan sus productos para ganar dinero. Y, cada vez más, están apostando por la producción de coches de carreras derivados de sus modelos de serie. Aunque no es algo nuevo, sí parece una tendencia en ascenso y son cada vez más las marcas que se suman a esta línea de negocio con los coches de competición.

La fórmula parece sencilla: partiendo sobre la base de alguno de sus modelos de producción en serie, hay que modificar los elementos necesarios para convertirlo en un coche de carreras, ajustándose a un reglamento internacional o particular. Sin embargo, el adecuado desarrollo de dicho coche es el que marca su competitividad y requiere una inversión importante y constante evolución para ofrecer a los clientes un coche capaz de ganar carreras en competiciones multimarca, como los campeonatos de GT, resistencia, turismos, etcétera.

Su presencia en la competición no solo les aporta imagen de marca, sino que también puede acabar siendo un lucrativo negocio con la venta de los coches y sus recambios a equipos privados de todo el mundo, en los denominados departamentos “carreras-cliente” de sus divisiones Motorsport”.

Hace escasos días, la marca de los cuatro aros ha entregado la unidad número 100 de su Audi R8 LMS de competición y el receptor ha sido el equipo “MS Racing”, ganador del ADAC GT Master alemán la pasada temporada 2012 y que este año empleará dos unidades del R8 LMS para defender su título.

Con 100 unidades vendidas desde 2009 y teniendo en cuenta que el precio del vehículo ronda los 330.000 euros (sin impuestos), el volumen de facturación total con dicho coche “carreras-cliente” es evidente: 33 millones de euros ingresados hasta la fecha, sin contar la facturación generada en recambios y reconstrucciones de motor.

Esto supone sustanciosas cifras de negocio, sobre todo teniendo en cuenta que, al menos, el 50 por ciento de las piezas del coche de carreras provienen del coche de serie.

Otros fabricantes de deportivos como Aston Martin (Vantage), Ferrari (F458), Lamborghini (Gallardo), McLaren (MP4 12-C), Mercedes (SLS AMG) o Nissan (GT-R) amplían cada vez más sus departamentos “Motorsport”, tomando quizá como referencia el éxito de Porsche desde hace décadas en su política de ofrecer al público excelentes coches de competición con los que participar en todo tipo de campeonatos. De esta forma, el Porsche 911 GT3 Cup es el protagonista en 19 campeonatos monomarca de Porsche (“Carrera Cup”) en todo el mundo y, en el Centro Motorsport de Weissach, se fábrica cada día un 911 GT3 R o 911 GT3 RSR, además de revisar cerca de 800 motores y cajas de cambio utilizados en competición a lo largo del año.

La marcas generalistas también encuentran en la competición un modo de dar a conocer y mejorar sus productos de calle, pero están fundamentadas sobre una rentabilidad indispensable, gracias al destacable volumen de vehículos de carreras que venden. Marcas como Renault, con sus “Copas” de promoción en circuito, o Peugeot con sus modelos para rallyes, son algunos claros ejemplos de tradición, éxito y buenos resultados (financieros y deportivos) en la fabricación de coches de competición. Otras como Opel, acaban de retomar de nuevo su actividad deportiva, aunque sobre la base de vender sus productos “carreras-cliente” (Opel Adam R2 y Opel Astra OPC Cup).

Déjenos su comentario

Su Email nunca sera revelado. Datos requeridos *