Esta es la historia de un final, de un bonito final… pero comencemos desde el principio.
Hubo un tiempo, allá por finales de los años 70, en el que un coche rojo iluminaba con sus faros saltones el Paseo del Conde de los Gaitanes, despertando con el sonido de su bramido bóxer a los conejos que entonces poblaban las madrugadas de La Moraleja.
Era el regreso al hogar del creador del Pub Seis Peniques, después de aquellas largas veladas en las que aquel “Pub del Irish Coffee” se convertía en un faro que atraía multitud de gente bulliciosa, disfrutando con su “café irlandés” en las noches de un Madrid que estrenaba desconocidas libertades.
Una parte de aquella gente eran aficionados al automovilismo, admiradores y amigos de un buen número de pilotos que, como pinturas de guerra, lucían en el casco y en la carrocería de sus coches de competición las insignias y parasoles del “PUB SEIS PENIQUES”.
Estaba viviendo entonces una década mágica que había comenzado en 1972, cuando el carácter emprendedor nos había llevado a mi esposa y a mí a dar un salto hacia delante, buscando esa próspera felicidad a la que, según nos enseñan las series americanas, tienen derecho los espíritus valientes.
Tiempos tan atractivos como revueltos, aquellos diez años hasta 1982 nos llevaron a nuevas experiencias empresariales y a dejar el Pub Seis Peniques en otras manos que lo gobernaron, con buen éxito y distinto criterio, por rumbos muy diferentes.
Desde la distancia, habiendo dejado allí muchos recuerdos y algunos miembros inolvidables de la plantilla, he visto transcurrir estos casi 40 años hasta el día en que las páginas de ABC nos anunciaban el cierre del viejo y mítico Pub Seis Peniques.
A veces, el tiempo impone su ley y de toda aquella última etapa ya no quedaba nada más que una romántica canción de Sofía Ellar, titulada “Seis Peniques”.
Pero también quedaba, escondida, la memoria de aquellos viejos aficionados y pilotos que lucieron nuestras pegatinas, recordando los trofeos que habían levantado llevando la marca del “Pub Seis Peniques” por todos los circuitos y los tramos de rally de la época.
La magia de Facebook es capaz de reavivar viejas amistades y, desde mi retiro a orillas del Mediterráneo, me encontré con la inmensa sorpresa de comprobar que continúa vivo el recuerdo y la añoranza de aquellos diez años apasionantes de vivir con el “pie en la tabla”.
De allí y de un grupo de apasionados del motor nació la idea de rememorar, en el I Rally de Regularidad Históricos Becerril de la Sierra (14 de abril de 2018), las gestas automovilísticas que se vivieron en la época dorada del Pub Seis Peniques hace ya cuatro décadas.
