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Emotivo Trofeo Seis Peniques en el I Rally de Becerril

Un relato de El Abuelete del M3 - 25 abril 2018

I Rally de Regularidad Históricos de Becerril de la Sierra

Brillaba el sol de la mañana sobre el manto nevado de la Sierra de Madrid cuando llegamos al parque cerrado, donde 32 vehículos de los denominados “históricos” (25 años o más de su matriculación) pasaban la verificación administrativa (lista de participantes), antes de tomar la salida desde el centro de Becerril de la Sierra.

El recorrido total constaba de 320 kilómetros, entremedias de los cuales se iban a disputar 7 tramos de regularidad (130,6 kilómetros) con 142 controles de paso computados, en donde los vehículos debían cubrir una velocidad media de 50 km/h en la mayor parte de los controles.

Era un reto difícil de conseguir, especialmente por tramos abiertos al tráfico rodado, sobre estrechas carreteras de montaña donde resultaría imposible rebasar algunos grupos de ciclistas poco dispuestos a facilitar el paso, convertidos muchos de ellos en nuevos señores de la calzada por una ley muy discutible.

No obstante, la pericia de los pilotos y copilotos conseguía resolver los problemas horarios, mientras sus monturas escalaban y descendían muchos de los mismos tramos por donde, en tantas ocasiones, en un festival de ruido y furia, lo hicieron a tumba abierta en su primera juventud, con los faros halógenos encendidos y los discos de freno al rojo vivo, destacando en la oscuridad.

Morcuera, Navafría, Castroserna, Duratón, Los Puertos (Montejo, El Cardoso, La Hiruela), Puebla de la Sierra y Canencia se convertían en un nuevo desafío de equilibrio entre la velocidad, la concentración del piloto y la navegación del copiloto, una serpenteante línea revirada que encontraba su final a las puertas de Becerril de la Sierra (itinerario del rally).

 

 

 

 

 

Allí se reagruparon todos los participantes, en un ambiente de cordialidad y reencuentro donde compartir durante unos minutos los detalles y las anécdotas de tan entretenida jornada de automovilismo.

Desde ese punto se configuró a lo largo de la localidad madrileña un colorido desfile multimarca con todos los participantes, encabezado por un precioso Seat 124 de la Policía Municipal de Becerril de la Sierra (en perfecto estado de policía), encargado de guiarnos por sus calles hasta el aparcamiento definitivo establecido en el Polideportivo Municipal.

En una ceremonial deferencia organizativa, me colocaron a mí presidiendo la caravana, conduciendo un potente Ford Mustang GT de 421 CV, rojo y poderoso, a cuyo volante revivía en mi interior sensaciones de otro tiempo acercándonos al parque de llegada.

Había llegado el momento de la entrega de premios a los brillantes ganadores del rally, Julio Enrique Martín y Blanca Pastor, que a los mandos de un Ford Fiesta XR2 1.600 de 1988 registraban una penalización de tan solo 72 puntos a lo largo de los 142 controles computados (clasificación final del rally).

Y, en honor y representación última del “Pub Seis Peniques”, acompañado por mi buen amigo Vivi García (destacado protagonista también en aquellos maravillosos años pasados), me llegaba también el momento de entregar a la pareja vencedora ese trofeo del piloto plateado, que levanta el brazo victorioso, ceñido el cuerpo por una corona de laurel, esa pequeña joya que ha permanecido 40 años esperando al vencedor de la batalla que refleja su nueva placa: PUB SEIS PENIQUES 1972-1982. 1ER. CLASIFICADO. I RALLYE DE REGULARIDAD HISTÓRICOS DE BECERRIL DE LA SIERRA. 14 DE ABRIL 2018.

 

 

 

 

 

Es el momento de las despedidas, el momento de la inmensa nostalgia de cerrar uno de los capítulos más importantes de mi vida. Y qué mejor manera que levantando todos los presentes uno de aquellos “Irish Coffee”, con la misma fórmula e ingredientes que tuvieron los miles de ellos que hicimos en su tiempo, brindando todos por aquel “Pub Seis Peniques” que ya solo es recuerdo.

Con ello, el piloto anónimo que ha esperado su brillante vencedor durante cuatro décadas ha cerrado el ciclo vital de aquella maravillosa aventura que fue el Pub Seis Peniques. Ya no existe aquel espacio donde se vivió con intensidad la pasión por el automovilismo en la década de 1970, pero seguirán en nuestra memoria todos los pilotos que lucieron nuestra marca en sus coches de carreras, los cerca de dos millones de parasoles que lucieron tantos “pilotos” desconocidos en sus vehículos cotidianos, las fiestas del “Irish Coffee” que improvisamos en los tramos del Rally de Montecarlo (Parte 1 y Parte 2), los tres Rally Luis de Baviera Criterium Pub Seis Peniques que organizamos (1976, 1977 y 1978), el Campeonato de Slalom que creamos (en el que participaron los mejores pilotos del momento) y el ambiente “racing” que supimos generar en torno a las “copas y carreras al ritmo de la música disco” (que posteriormente imitaron en otros locales).

Para finalizar, no quiero dejar de expresar mi más sincero agradecimiento a ese grupo de grandes aficionados que volvió a abrir la caja de los recuerdos, destacando los nombres de Leopoldo Pérez, Andrés Mallagray, Juan Miguel Ramos, Fernando Ugena y Carlos García de la Vega, que junto a todos los integrantes del “Club Deportivo Rasante Sport” han conseguido poner en marcha una bonita prueba de regularidad en la que todos los que participamos disfrutamos de una jornada inolvidable.


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