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Fangio y «la carrera de los Dioses»

Un relato de El Abuelete del M3 - 17 mayo 2012

La remontada “imposible”

A velocidades al límite de lo increíble, teniendo en cuenta los coches y las dificultades del circuito alemán en la época, el Maserati de Fangio empezó a volar literalmente en pos de los dos Ferrari, recuperando entre 7 y 8 segundos en cada una de las vueltas a su trazado de 22 kilómetros. Mientras, los dos pilotos británicos, avisados desde boxes de la progresión del argentino, hacían desesperados esfuerzos para mantener su ventaja.

En la vuelta decimoctava, “El Maestro” conseguía rebajar su tiempo de clasificación y ya estaba a solo 20 segundos de sus rivales. En la veinte, seguía reduciendo su desventaja y se colocaba a 13 segundos de la cabeza, marcando una velocidad media de 147,3 km/h, tiempo récord de carrera y 8,2 segundos más rápido que su tiempo de la “pole”.

En el inicio de la vigésimo primera vuelta, cuando solo quedaban dos giros más para el final, Hawthorn lideraba la carrera con una ventaja de un segundo sobre su compañero del equipo Ferrari, Peter Collins, y tres sobre Fangio. A estas alturas, el público que abarrotaba las tribunas saltaba en sus asientos, consciente de estar presenciando algo inaudito.

La tensión alcanzó su máximo nivel cuando el Maserati de Fangio apareció detrás de los dos Ferrari. En el descenso hacia “Adenau”, el argentino había descubierto por primera vez a los dos monoplazas rojos y fue entonces, según declaraciones posteriores, cuando supo que podría darles alcance. Pero, la parte más vibrante de la demostración del campeón aún estaba por llegar.