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Fangio y «la carrera de los Dioses»

Un relato de El Abuelete del M3 - 17 mayo 2012

El podio de los señores

Peter Collins (que el año anterior había cedido su coche a Fangio en Monza para que ganase el Mundial de Fórmula 1) y Mike Hawthorn tuvieron que esperar pacientemente para felicitarle en el podio, hasta que Fangio pudo reunirse con ellos, después de ser llevado a hombros por una enloquecida multitud. Sería la última victoria del piloto argentino en la Fórmula 1.

Al finalizar la temporada, Juan Manuel Fangio recibía su quinta corona mundial, conquistada a la edad de 46 años. Estaba en lo más alto de la cúspide y había alcanzado una cima que nadie más conseguiría superar hasta la llegada de Michael Schumacher.

Fangio se retiró de la competición en 1958. Sus cinco títulos mundiales y la batalla para lograrlos habían saturado ya su entusiasmo. Participó en el primer Gran Premio de la temporada (G.P. de Argentina) y se retiró el 6 de Julio disputando el Gran Premio de Francia en Reims. Allí pidió a su equipo que le colocaran en el Maserati 250 F los mismos amortiguadores que había llevado la temporada anterior y le denegaron la petición al llevar una nueva marca que patrocinaba al equipo por poner los suyos.

Aquello ya no se parecía mucho a lo que a él le impulsó durante tantos años a tomar todos los riesgos para triunfar. Había tenido que vivir, incluso, un rocambolesco secuestro en la Cuba de Fulgencio Batista, donde estuvo retenido por un grupo revolucionario algo antes de la llegada de Fidel Castro al poder. Ya había sido bastante y en ese mismo momento decidió su retirada.

Querido y respetado en todo el mundo se dedicó a los negocios en Argentina, pero nunca dejó de estar en contacto con las carreras. Hasta su fallecimiento en 1995, era frecuente verle en los circuitos conduciendo alguno de aquellos coches legendarios que le dieron títulos y fama.