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Gilles Villeneuve, el príncipe sin corona. Parte 2

Un relato de El Abuelete del M3 - 17 mayo 2020

Ferrari 312 T4, la “zapatilla voladora”

Aunque la temporada de 1979 daba comienzo con dos triunfos consecutivos de Jacques Laffite (Ligier-Ford JS11) en el GP de Argentina (Autódromo de Buenos Aires) y el GP de Brasil (Interlagos), en Ferrari tenían preparado para el GP de Sudáfrica (Kyalami) la aparición del nuevo Ferrari 312 T4, que causaría un gran impacto, por lo atrevido de su planteamiento para hacer competitivo un concepto técnicamente obsoleto.

En pleno apogeo del “efecto suelo” (el Lotus-Ford 79 arrasó en la temporada anterior), el equipo de diseño de Maranello había exprimido, en el túnel de viento de Pininfarina, la capacidad aerodinámica de su bólido, que resultaba muy mermada en su desarrollo por la disposición transversal de su caja de cambios y la geometría plana de su motor de 12 cilindros, lo que le impedía crear en la parte posterior los flujos necesarios para conseguir de forma eficiente dicho efecto de succión aerodinámica.

No obstante, Mauro Forghieri había desarrollado unas formas aparentemente extravagantes, ensanchando al máximo los flancos para alojar los conductos que llevarían el aire a los radiadores y las tomas de admisión.

El rediseño de la suspensión conseguía reducir la resistencia aerodinámica y el desplazamiento hacia el interior de los frenos traseros reducía las masas no suspendidas del eje posterior, mejorando el trabajo de la suspensión, el agarre de los neumáticos traseros y su capacidad de tracción.

Además, el motor Ferrari 015 3.0 F12 recibía nuevas mejoras que le permitían subir su régimen de giro hasta 12.300 revoluciones por minuto para entregar 515 CV de potencia (5 CV más que la temporada anterior).

Su peculiar estética le valió el calificativo de “zapatilla voladora”, pero su efectividad quedó ya certificada en su carrera de debut, con doblete de Gilles Villeneuve y Jody Scheckter en el GP de Sudáfrica 1979 (Kyalami).

El siguiente GP de EEUU del Oeste (Long Beach) supuso un nuevo doblete para los pilotos de Ferrari, con Gilles Villeneuve subiendo otra vez a lo más alto del podio, mientras que Jody Scheckter se adjudicaría dos victorias consecutivas en los Grandes Premios de Bélgica (Zolder) y Mónaco (Montecarlo).