Síguenos

verano

Los descapotables no son para el verano

Escrito por: Juan Francisco Calero

En mi infancia (primeros ochenta) ver pasar un descapotable por la calle era casi imposible en el extrarradio de Barcelona, a donde crecía. Los conocía por los cromos de las revistas que devoraba. De tarde en tarde, posiblemente en verano y en la costa, aparecía uno, y entonces era un acontecimiento: Un descapotable era un deportivo puro, un coche para gente especial, rica, elegida; era algo similar a encontrarse cara a cara con un unicornio blanco en un frondoso bosque, algo extraordinario, grande, memorable.