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BMW i8

Escrito por: Víctor M. Fernández - 18 octubre 2013

Cinco modos de conducción

Mediante los mandos situados en la consola central, el BMW i8 permite al piloto seleccionar entre cinco modos de conducción (“Drive Comfort”, “Drive Eco Pro”, “eDrive Comfort”, “eDrive Eco Pro” y “Sport”) que modifican el funcionamiento del grupo propulsor y diversos ajustes, para adaptar el vehículo a situaciones de conducción eficiente, turística o deportiva.

Mientras que el botón “eDrive” selecciona un modo de conducción exclusivamente eléctrico, la tecla situada a su lado permite elegir los modos de conducción “Comfort” o “Eco Pro”. El ajuste “Comfort” se activa por defecto cuando ponemos el coche en marcha y adopta un compromiso intermedio entre eficiencia y deportividad en la conducción, permitiendo superar los 500 km de autonomía en el uso cotidiano (con el depósito de combustible lleno y las baterías a plena carga).

Al seleccionar el modo “Eco Pro”, el sistema favorece un estilo de conducción eficiente y la unidad de control coordina el funcionamiento de ambos motores (eléctrico y térmico) para aportar la mayor autonomía posible. Para conseguirlo, también se reduce en la medida de lo posible el consumo eléctrico de los dispositivos de confort, como el climatizador automático, la calefacción de los asientos o la luneta térmica.

El programa “Sport” lo seleccionamos a través de la palanca de cambios (moviéndola hacia la izquierda) y activa un modo de conducción en el que prima la máxima eficacia, las prestaciones y las sensaciones de conducción, permitiendo además la selección manual secuencial de las marchas (mediante las levas situadas en el volante o con la propia palanca de cambios).

De esta forma, tanto el motor eléctrico como el motor 1.5 TwinPower Turbo entregan la potencia de forma más dinámica, la respuesta del acelerador electrónico es más rápida y se activa una función de máxima recuperación de energía para recargar las baterías en fases de deceleración. Además, los cambios de marcha se producen con mayor rapidez, la servodirección eléctrica ofrece un tacto específico y el sistema de control dinámico de la amortiguación “DDC” adopta un reglaje menos flexible.

Todo está pensado en el BMW i8 para ofrecer la mayor eficacia y eficiencia bajo una premisa indispensable de seguridad, de forma que la unidad de control arranca automáticamente el motor de gasolina antes de que las baterías se queden sin carga y también puede arrancarlo en modo completamente eléctrico, por ejemplo, si el conductor pisa el acelerador a fondo (el dispositivo entiende que el conductor necesita en ese momento la máxima capacidad de aceleración y emplea la potencia de los dos motores).