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Las razones (negras y redondas) del espectáculo

Escrito por: Jorge Silva - 12 julio 2012

El miércoles anterior al GP de Europa estaba escribiendo unas líneas para este blog. Decía: “En Valencia repetirá alguno de los siete magníficos de esta primera parte de la temporada, a menos que Schumacher o Räikkönen encuentren la forma de ganar una carrera. Cosa muy improbable. Aunque si esto sucede, o si ingresan en el olimpo Hulkenberg o Di Resta, estará aún más claro que Pirelli es uno de los grandes ingredientes del espectáculo”. No llegué a terminar el texto. Me bloqueé aún más a medida que avanzaba el espectáculo trepidante de esa magnífica carrera. Italia y España, los vagos del Sur, acababan de convencer a Europa con argumentos de peso.

Nadie se quejó el año pasado del rendimiento de los neumáticos italianos. Este año se ha quejado sólo Michael Schumacher, piloto irrepetible y ganador patológico que siempre ha estado mucho más conforme cuando los rivales no eran de su talla y cuando las normas le favorecían. En Valencia, Schumacher se curró seriamente una sorpresa agradable, pero encabeza el breve pelotón de los disconformes. En el que también se queja nuestro Abuelete del M3, en su caso por experiencias pretéritas que debería explicarnos, pero creo que seremos capaces de demostrarle que, en este caso, está equivocado.

Añadamos a este tándem de veteranos disconformes al pobre Jenson Button, que anda cabizbajo y meditabundo por el campeonato, tratando de comprender por qué cuanto mejores sensaciones tiene con el coche, peores son sus resultados… Button es un maestro de la “Escuela del Tiralíneas”, pero su guante de seda, lejos de darle alguna ventaja, lo ha colocado a la sombra de Hamilton, ese reputado maltratador de ruedas. Hay que calentar mucho los neumáticos de goma más dura, antes de que funcionen a pleno rendimiento. Los blandos rebajan drásticamente el tiempo por vuelta, durante muy pocas vueltas. Button está a puntito de volver.

El resto de los implicados están conformes y simplemente reconocen que la ecuación que da la victoria es mucho más complicada que nunca: hay tal diferencia entre los compuestos más blandos y los más duros, que la táctica de carrera se ha convertido en un galimatías. Cuando los neumáticos llegan a su fin, se acabó. Además están el KERS (no tan decisivo como será en 2013), el “flap” móvil “DRS” y las normas cambiantes, que un día permiten fondos planos con agujeros, o artificios que rozan la aerodinámica móvil, y al día siguiente los declaran no conformes con el reglamento.

Hemos llegado a un punto en el que es posible ganar una carrera sin haber destacado en la Q3… ¡incluso sin haber llegado a ella! Webber parece liquidado en los entrenamientos y al final da puntos a su equipo. La “pole” ha perdido la importancia que tenía, ya no tiene sentido asumir el coste de encabezar la parrilla a cualquier precio. El secreto consiste en saber de qué neumáticos se dispone, en qué orden utilizarlos, qué peaje de tiempo habrá que pagar en los cambios necesarios… No tiene sentido poner el coche a punto para los entrenamientos. A costa de algunos sacrificios e incertidumbres, es preferible configurar el coche para las exigencias de la carrera. Los neumáticos han ganado importancia. ¿Demasiada?

¿Por qué Sergio Pérez consigue en Canadá tan magnífico resultado haciendo una sola parada? Para dar con el truco, que sin duda tiene base científica, es preciso tener cerca al “gato calculista” de Cortázar, a Ross Brawn, o ambas cosas. O escuchar a Paul Hembery, director de Pirelli Corse. (Eso otro día)

Las razones por las que Fernando Alonso tenía al alcance un podio en Valencia, pese a salir en la sexta fila de la parrilla, estaban en su sonrisa radiante al término de los entrenamientos del sábado. Tenía “un montón de neumáticos disponibles para la carrera”. Y unas cuantas vueltas decisivas que, de acuerdo, sólo un grandísimo piloto sabe aprovechar. Su ritmo de carrera y sus adelantamientos fueron soberbios, magistrales, imposibles varias veces. Auténticos regalos que un piloto tocado por la gracia ofrece a los amantes de las carreras.

La torpeza de Hamilton señala la diferencia que hay entre un campeón y un chaval con talento, muchas ganas y poco seso. El de McLaren no supo leer la carrera, no entendió que era mejor ceder algunos puestos a cambio de buenos puntos (como hizo Alonso en Canadá), que enzarzarse en peleas bizantinas como la de Valencia; tan idiota que tal vez le ha apeado del Campeonato. Le pudo la inmadurez. ¿O acaso Alonso no sudó sangre en Canadá para ganar perdiendo? Para mi gusto, la carrera de Canadá es una de las mejores de Fernando Alonso. No precisamente la mejor de Ferrari. O sí, por eso mismo, una de las mejores de Pirelli, desde que el fabricante italiano le pone ruedas a los Fórmula 1.

Sólo los mejores comprenden que la gracia del juego consiste en darlo todo con inteligencia, en no envanecerse cuando se gana y en no pensar que el mundo se ha acabado cuando se pierde. Aunque es probable que lo uno y lo otro sean precisamente la fuente de inspiración de los seguidores, de los aficionados. O sea, la base del espectáculo.

  • 1 comentario

    • El Abuelete del M3 dijo:

      Por alusiones: querido Jorge,además de divertirme con tus endemoniados derrapajes, por favor,eso de las razones» negras y redondas» del espectáculo no tendrá nada que ver con aquel acertijo que la plantearon a una dama:»una cosa larga, estrecha, con la punta colorada y pelos en los c..» ella pensó «en lo que todos!»y luego resultó ser un jefe de estación de RENFE…¿Hablamos de neumáticos?Mi único problema con los Pirelli fueron unos que monté en mi SEAT DDAUTO1800 en 1976,al poco de tenerlos noté un «webo»imponente en el delantero derecho, quizás relacionado con un trompo a 40 k/h un dia de lluvia en el centro de Madrid. Me gasté otro «webo»en sustituir el juego completo de otra marca y hasta ahí el problema.
      Coincidir con Schumacher como único quejica respecto a las gomas de este año es un honor para este Abuelete, jamás pensé en estar a su altura y coincido contigo, (porque lo he vivido/sufrido) en cuestionar las formas del Káiser algunas veces, cuando era él el que aplastaba con su dominio.
      Si los Pirellii eran flanes ó bombones de la madre de Forrest Gump, es algo que ya ha quedado resuelto.Son exactamente lo que se les ha pedido para sacar a la F1 del pozo de aburrimiento al que la llevaron el dominio de los Red Bull y el «dedito» de Vettel.Nadie supo como entenderlos al principio y aún ahora sorprenden con su comportamiento, en dos o tres vueltas del cero al infinito. Pero son los equipos los que tienen que aprender rápido, montar estrategias de carrera inteligentes y aplicarlas correctamente.Esas son las claves «negras y redondas» y lo demás acertijos.
      Por cierto, nos debes «una», referida a algo que solo conoceis Pere Navarro, su señora y tú mismo.¿Para cuando próximos derrapajes? Los esperamos con expectante ilusión.

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