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Nissan 370Z Roadster

Escrito por: Víctor M. Fernández - 17 septiembre 2011

Todo bajo control

El puesto de conducción es cómodo y todos los mandos están situados al alcance de la mano. Aunque el volante sólo es regulable en altura, tampoco echamos en falta un reglaje en distancia y podemos encontrar la posición de conducción adecuada con facilidad. Lleva integrados unos mandos multifunción de sencillo accionamiento con los cuales podemos manejar las funciones del equipo de audio, el teléfono manos libres, el control de órdenes mediante voz, el control de crucero o el limitador regulable de velocidad. Mandos eléctricos y manuales permiten regular sus asientos de tipo bacquet, que tienen un mullido acertado y ofrecen una excelente sujeción lateral, aunque la banqueta le podrá parecer algo corta a las personas más altas.

Realzando sus características deportivas, el cuadro de instrumentos cuenta con abundante información analógica (termómetro de aceite, voltímetro, cuentavueltas y velocímetro) y digital (ordenador de viaje, indicador de marcha engranada, temperatura exterior, check control o funciones programables). No me acaban de convencer los indicadores luminosos del nivel de combustible y de la temperatura de agua. Creo que unos simples instrumentos analógicos hubieran ofrecido una lectura más clara y rápida. Sin embargo, sí me ha gustado el detalle de la luz roja que se ilumina para indicarnos el punto óptimo de cambio de marcha. El momento en el que se enciende dicha luz es ajustable, de forma que 500 rpm antes comienza a parpadear, para quedarse fija en el régimen que hemos seleccionado.

Con la capota puesta echaremos en falta una mejor visibilidad hacia atrás, aunque los retrovisores exteriores ofrecen una generosa amplitud de visión y disimulan en buena medida un problema que desaparece en cuanto descapotamos este Roadster.

El morro largo, la posición de conducción baja y un faldón delantero a escasos centímetros del suelo requieren toda nuestra atención y cuidado al maniobrar en ciudad y aparcar, especialmente en batería, donde golpear dicho faldón frontal contra el bordillo es extremadamente fácil. También debemos tener cuidad al abordar rampas algo pronunciadas pues, de nuevo, tocar con el faldón es muy sencillo, incluso en los propios badenes de la carretera si son un poco más altos de la cuenta.