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Saab 9-5 Aero 2.8T V6 XWD Automático

Escrito por: Víctor M. Fernández - 24 octubre 2011

Pura suavidad

Su propulsor 2.8 V6 turboalimentado cuenta con distribución variable en las válvulas de admisión y un turbocompresor de doble entrada que permite desarrollar un excelente par máximo de 400 Nm a 2.000 rpm y ofrecer una respuesta destacable desde bajo régimen. Empieza a empujar con fuerza desde 1.750/2.250 rpm (según la marcha engranada), estirando pleno de energía hasta la zona roja del cuentavueltas (a 6.250 rpm), a pesar de que el régimen donde alcanza sus 300 CV se encuentra a 5.500 rpm. En la selección manual de su cambio automático podemos llegar al corte de inyección, situado a 6.500 rpm, aunque apurar tanto el régimen no aporta ninguna ventaja en las prestaciones de este coche.  

En el uso cotidiano consigue transmitir al conductor una adecuada respuesta en todo momento, si bien las sensaciones que percibimos están condicionadas por las dos toneladas de peso que tiene que mover y por los largos desarrollos del cambio automático (56,2 km/h en 6ª a 1.000 rpm), que ralentizan su capacidad de recuperación en las marchas superiores.

La facilidad y agrado de conducción son realmente satisfactorios en el Saab 9-5 Aero, aunque lo más destacable en este motor es su extraordinaria suavidad de funcionamiento y contenida sonoridad, aspectos que inciden muy directamente en el elevado confort de marcha percibido por los pasajeros.

El dato que sí parece desproporcionado es el de consumo, alto en líneas generales y brutal cuando exprimimos al máximo la potencia del motor, superando holgadamente los 30 litros/100 km en conducción a fondo por carreteras de montaña y en torno a los 15 litros/100 km en conducción ágil por carretera y ciudad.