Pura diversión, eficacia y sensaciones deportivas al volante
El Hyundai i20 N puede ser un buen compañero en el uso cotidiano cuando empleamos los modos de conducción “Eco” y “Normal”, pero se transforma en un chispeante utilitario cuando seleccionamos el modo “Sport” y en todo un deportivo de sensaciones cuando nos ponemos en modo “N”.
Yo he tenido ocasión de probarlo a fondo sobre el asfalto del circuito del Jarama (Madrid) y las impresiones de conducción no pueden haber sido mejores.
El buen trabajo realizado en su afinado chasis se aprecia desde el primer instante, con unas suspensiones firmes que contienen a la perfección los movimientos de la carrocería y permiten abordar las curvas con plena sensación de eficacia y seguridad.
El coche se inscribe muy bien en las curvas y el buen trabajo del eje delantero permite aprovechar a fondo la potencia del motor, ayudado por el eficaz funcionamiento de su diferencial autoblocante mecánico (“m-LSD”).
Sobre asfalto seco, el Hyundai i20 N permite gestionar la potencia con contundencia, sin apreciar pérdidas de motricidad o incrementar el subviraje en los momentos de aceleración, aunque llevemos el control de tracción desconectado (siempre y cuando no sigamos girando el volante más de la cuenta a la salida de la curva).
La dirección resulta muy informativa, con un grado de asistencia adecuado (más deportivo en el ajuste “Sport +”), que nos ayuda a apuntar el coche con precisión en los giros, mientras que la caja de cambios tiene un accionamiento rápido, en sintonía con las sensaciones deportivas que transmite en todo momento este Hyundai i20 N.
El remate lo pone un equipo de frenos potente y bien dimensionado, con un buen mordiente de pastilla, un tacto adecuado a lo largo de las vueltas (a pesar de tener pinzas flotantes) y la resistencia al sobrecalentamiento que se espera en un coche deportivo.
Ágil en las curvas lentas, muy estable en las curvas rápidas, noble de reacciones y muy eficaz en líneas generales, el Hyundai i20 N ofrece máxima diversión de conducción, aderezado con un deportivo sonido del escape cuando realizamos una conducción a fondo.
Como ocurre en un coche bien puesto a punto, la sensación que percibimos es de máxima seguridad y confianza en la conducción, con un chasis que admitiría sin problema un motor con algo más de potencia, que se mueve con soltura en circuito y sobrado de facultades en carretera.
A esto le añadimos en buen funcionamiento del dispositivo “Rev Matching”, que permite realizar reducciones más apuradas con la seguridad de no bloquear las ruedas delanteras por el freno motor (incluso en asfalto mojado), además de disfrutar de un bonito sonido en cada reducción de marcha, que nos recuerda a los coches de carreras haciendo “punta-tacón”.
Elementos complementarios como el sistema de control de presión de los neumáticos (con indicación de las cuatro ruedas en tiempo real) no solo aporta una mayor seguridad en el uso cotidiano sino que también resulta muy útil al conducir en circuito, permitiendo controlar y ajustar las presiones óptimas con mayor facilidad.
A esto le añadimos la ayuda del indicador de cambio de marcha (con régimen programable), la posibilidad de cronometrar los tiempos por vuelta y la visualización de detalles tan curiosos como el porcentaje de aceleración o el porcentaje de frenada que realizamos en tiempo real, registrado también en unos interesantes gráficos comparativos que podemos visualizar en el menú “Modo N” del equipo multimedia.
Sin llegar al nivel de un Toyota GR Yaris (con 261 CV, tracción total y un precio superior), el Hyundai i20 N es un coche que sorprende al volante por su equilibrio, por las sensaciones deportivas que transmite y lo rápido que es capaz de moverse sobre el asfalto de un circuito.
Estoy convencido que también debe ser una delicia en carreteras de montañas, donde su pequeño tamaño y agilidad de movimientos nos permitirá disfrutar al máximo de la conducción y las sensaciones deportivas.
El Hyundai i20 N es un coche con el que te vas a divertir… seguro.
