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Mercedes-Benz C 250 Coupé Sport

Escrito por: Víctor M. Fernández - 12 noviembre 2012

Potencia “discreta”… y respuesta satisfactoria

Hablar hoy en día de un motor con 204 CV les puede parecer a muchos una potencia “discreta”. Sin embargo, hablar de un motor que tiene una potencia específica de 113,6 CV/litro nos llamará la atención en mayor medida.

Ese es el caso del propulsor que lleva el Mercedes C 250 Coupé Sport, un compacto motor de cuatro cilindros en línea con inyección directa de gasolina que, a pesar de su cilindrada contenida (1,8 litros), ofrece un excelente rendimiento gracias a la sobrealimentación mediante turbocompresor, desarrollando 204 CV a 5.500 rpm y un elevado par máximo de 310 Nm entre 2.300 y 4.300 rpm (172,6 Nm/litro)

Aunque tampoco impresiona por su “patada”, sí sorprende por su buena respuesta desde bajas vueltas. Así pues, no es un coche que destaque por cuánto empuja sino por cómo empuja, estirando con fuerza desde tan solo 1.750/2.000 rpm (según la marcha engranada) y con un tirón constante y progresivo hasta que el cambio automático selecciona la siguiente marcha al llegar a la zona roja del cuentavueltas (a 6.300 rpm).

En realidad, tampoco resulta muy útil apurar más allá de 6.000 rpm, pues no parece mantener la misma fuerza cuando superamos dicho régimen, ofreciendo esta posibilidad tan solo cuando seleccionamos las marchas de forma manual.

Además, con el escape deportivo que lleva de serie la versión “Sport”, el sonido del coche es realmente agradable y parece más “gordo” de lo que realmente es, aunque en conducción suave se muestra también silencioso. Es en plena aceleración cuando escuchamos en mayor medida ese tono “deportivo”, percibiendo un leve petardeo en los momentos de cambio de marcha que incrementa las sensaciones auditivas de los pasajeros.

Con una relación peso/potencia de 7,2 kg/CV y una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,2 segundos tampoco podemos decir que viviremos sensaciones “únicas” a bordo del C 250 Coupé Sport, pero sí que percibiremos unas prestaciones satisfactorias en líneas generales y más que suficientes para disfrutar en conducción de estilo deportivo. Este Mercedes responde bien a las solicitudes del acelerador, transmitiendo las sensaciones adecuadas para notar que el coche “corre”, incluso más de lo que hubiéramos pensado con tan ajustada cilindrada.

Incluso en las marchas superiores, con un desarrollo muy largo (51,9 km/h en 7ª a 1.000 rpm), pensado para reducir el consumo, este motor 1.8 turbo nos sorprende con una excelente respuesta, tirando de ellos con mayor brío de lo esperado. Sí son destacables sus 240 km/h de velocidad máxima (alcanzada en 6ª marcha), favorecido por su bajo coeficiente de penetración aerodinámica (Cx 0,27).

Con todo esto, las cifras de consumo que hemos medido se mantienen dentro de unos valores moderados en conducción tranquila por carretera y ciudad (8,5 litros/100 km), subiendo hasta los 11,7 litros/100 km si realizamos nuestros desplazamientos a un ritmo más ágil y hasta los 21 litros/100 km si exprimimos sus cualidades dinámicas a fondo por carreteras de montaña.

La función “ECO” (“start & stop”), de parada y arranque automático cuando nos detenemos, contribuye a moderar dichas cifras mientras circulamos por ciudad. No así sus anchos neumáticos, que con una medida más acorde con la potencia que desarrolla el motor, permitiría rebajar algunas décimas las cifras de consumo y también algunas décimas el tiempo de aceleración y recuperación.