Síguenos

Ayrton Senna en el laberinto de 1993

Un relato de El Abuelete del M3 - 9 diciembre 2012

Nueva gesta bajo el aguacero de Donington

Después de esa demostración de superioridad en condiciones extremas, el líquido elemento reaparece de nuevo, dos semanas más tarde, en el Gran Premio de Europa, disputado en el trazado de Donington Park (Inglaterra).

Aunque el veterano circuito había sufrido una remodelación importante para adaptarse a las nuevas exigencias de la Fórmula 1, su perfil y estrechez de la pista lo convertían en un lugar al menos incómodo para determinadas batallas.

Los entrenamientos de clasificación del sábado transcurrieron con el piso seco y ahí se impuso nuevamente el Williams FW15C, que colocó a sus dos pilotos, Prost y Hill, en primera línea de partida, mientras que Michael Schumacher (Benetton) y Ayrton Senna (McLaren) ocupaban la segunda línea.

Pero ya el domingo, en parrilla de salida, la pista estaba muy mojada y todos los monoplazas calzaban neumáticos para lluvia. Apenas arrancada la carrera, el brasileño intentó superar a Schumacher, pero el alemán, en una demostración de carácter, le forzó hacia el exterior de forma expeditiva. Senna, sin inmutarse, cruzó de un lado a otro de la pista y le superó por el interior en la primera frenada, mientras Karl Wendlinger (Sauber) aprovecha el lance para adelantar a los dos.

Aquello duró hasta que, en la bajada hacia “Craner curves”, en sexta velocidad, el osado Wendlinger se vio rebasado por el McLaren que Senna llevó por el exterior, en la zona más mojada, frenando en el límite de lo imposible. Senna explicó después que “a veces tienes que acometer algunas curvas sin saber realmente las condiciones de adherencia que vas a encontrar”.

Por delante ya solamente se hallaban los dos Williams de Hill y Prost, en posición de líder. Superar al británico fue sencillo, pero ahora se iba a encontrar de nuevo combatiendo con su más enconado rival, disputando un nuevo asalto de su pugna feroz. Eran cuentas pendientes de ajuste. A su alcance tenía al hombre que, con su veto e intrigas, le había colocado en inferioridad para pelear por nuevos títulos en aquel duelo interminable.

Aún no habían completado la primera vuelta y ya estaban jugando la carta decisiva. En condiciones extremas uno y otro sabían que la superioridad tecnológica del Williams convertía en imposible el asalto del McLaren a la primera posición. Senna tuvo claro que su única posibilidad estaba en llevar al límite su juego para, a continuación, intentar escaparse amparado por la estela acuática.

Ahora o nunca pensó y así lo hizo, llegando a la horquilla de “Melbourne”. No había otra alternativa y su ataque salvaje debió recordar a Prost otros lances del pasado que el francés no estuvo dispuesto a repetir, Japón, Estoril…

Consumado el adelantamiento y con Senna colocado ya en primera posición en el primer paso por línea de meta, la carrera se convirtió en un auténtico caos y Donington vivió la emoción de una disputa en la que la intensidad del aguacero y los momentos de calma propiciaban situaciones tan contradictorias que llevaron a unos a calzar neumáticos “slick” mientras el rival rodaba con gomas de lluvia. La estadística habla de 65 paradas en boxes (algún piloto paró siete veces). En una de las ocasiones, el mismo Senna entró en “pit” a toda velocidad (no existía limitación entonces) y, al ver que su equipo no tenía dispuesta la monta, aceleró al máximo para volver a la pista, marcando en aquella vuelta su mejor tiempo de carrera.

Senna ganó la carrera doblando a todos sus rivales, excepto a Damon Hill, al que aventajó en 1 m 23,199 s. Alain Prost terminaba tercero, con vuelta perdida, al entrar en boxes porque pensaba que había pinchado.

El nuevo triunfo de piloto brasileño tuvo repercusión mundial en los medios, coincidentes en señalar aquella carrera como una de las más excitantes de la historia.


CONTINÚA LEYENDO

Ayrton Senna, el “señor de la lluvia”

Nueva gesta bajo el aguacero de Donington

“Quizá deberías cambiar tu coche por el mío”