Mercedes-Benz CLK 63 AMG Black Series (2007)
La buena acogida de aquella primera versión “Black Series” (Mercedes-Benz SLK 55 AMG Black Series) hacía que, menos de un año después, apareciera el Mercedes-Benz CLK 63 AMG Black Series (Serie “C209”), una segunda versión especial que llegaba nuevamente con mejoras en el chasis, un incremento de potencia y reducción en el peso, gracias al empleo extensivo de metales ligeros y fibra de carbono.
Desarrollado sobre la base del ya potente Mercedes-Benz CLK 63 AMG, la versión “Black Series” tenía las mismas modificaciones utilizadas en el coche empleado como “Safety Car” en Fórmula 1 y mostraba un importante cambio de imagen en su exterior, al introducir nuevos elementos aerodinámicos, tomas de refrigeración más grandes y unas ensanchadas aletas que llevaban la anchura total hasta los 1.833 mm, es decir, 93 mm más ancho que el CLK 63 AMG estándar (1.740 mm).
El “corazón” V8 6.2 atmosférico volvía a ser objeto de una notable mejora de potencia y los ingenieros de AMG optimizaban el sistema de alimentación, la distribución y el escape para ganar 26 CV adicionales, alcanzando una potencia máxima de 507 CV a 6.800 rpm y un par motor de 630 Nm a 5.250 rpm (481 CV y 630 Nm respectivamente en el CLK 63 AMG).
El motor trabajaba conjuntamente con una caja automática “AMG Speedshift 7G-tronic” cuya gestión electrónica recibía también retoques específicos para este modelo y un accionamiento manual secuencial mediante levas situadas detrás del volante, transmitiendo la potencia a las ruedas traseras con la asistencia de un diferencial autoblocante.
El trabajo de aligeramiento incluía la supresión de los asientos traseros, además de introducir algunas piezas fabricadas en fibra de carbono que permitían situar el peso en vacío en 1.710 kilogramos. Esto suponía 35 kg menos que un CLK 63 AMG (1.755 kg), a pesar de adoptar una carrocería muy ensanchada, discos de freno más grandes (360 mm delante y 330 mm detrás), llantas de 19” de diámetro y neumáticos de mayor tamaño, en medida 265/30 R19 delante y 285/30 R19 detrás (225/40 R18 y 255/35 R18 respectivamente en el CLK 63 AMG).
El nivel de preparación también incluía importantes mejoras en la suspensión, con vías ensanchadas (74 mm delante y 65 mm detrás), nueva amortiguación regulable y muelles que rebajaban la altura 35 mm en la versión Black Series (1.365 mm).
Con todo esto, las prestaciones del Mercedes-Benz CLK 63 AMG Black Series anunciaban una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos y una velocidad máxima autolimitada a 300 km/h (4,7 segundos y 250 km/h en el CLK 63 AMG).
Semejante mejora en prestaciones, chasis y peso permitía al CLK 63 AMG Black Series registrar un tiempo oficioso de 8 m 02 s sobre el anillo norte (“Nordschleife”) del circuito de Nürburgring.
El exclusivo Mercedes-Benz CLK 63 AMG Black Series se produjo en las instalaciones de Affalterbach durante tan solo 12 meses (entre abril de 2007 y marzo de 2008), poniéndose a la venta un total de 700 unidades.
Curiosamente no fue el CLK más potente fabricado por AMG. Previamente habían desarrollado el Mercedes-Benz CLK DTM AMG (2004), una versión especial que entregaba nada menos que 582 CV a 6.100 rpm en su motor sobrealimentado “V8 5.5 Kompressor” y fue fabricada en edición limitada (100 unidades CLK DTM AMG Coupé y 100 unidades CLK DTM AMG Cabriolet) como homenaje al título obtenido por Bernd Schneider y AMG Mercedes en el Campeonato DTM 2003.
Por si fuera poco, la marca alemana había empleado también la denominación “CLK” en el imponente Mercedes-Benz CLK-GTR (1997), un súper deportivo de calle derivado del coche de carreras con el que Mercedes-AMG obtuvo el título en el Campeonato FIA GT 1997.
El Mercedes-Benz CLK-GTR poco tenía que ver con el resto de “CLK” de calle, pues contaba con tecnología propia del mundo de la competición y un motor V12 6.9 atmosférico que desarrollaba 612 CV de potencia, siendo producido en una corta tirada de 25 unidades con carrocería Coupé (las mínimas exigidas por la FIA para su homologación en competición) y 6 unidades en versión Roadster.
