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Gilles Villeneuve, el príncipe sin corona. Parte 4 FIN

Un relato de El Abuelete del M3 - 22 febrero 2021

La tragedia llegó al circuito de Zolder

Desmotivado con el equipo Ferrari e incómodo con la puesta a punto de su monoplaza, Gilles Villeneuve se situaba por detrás de su compañero en la primera sesión clasificatoria (1 m 16,616 s).

Didier Pironi (Ferrari) le superaba por tan solo una décima de segundo (1 m 16,501 s) y estaba situado en la sexta posición provisional de parrilla (lejos de la “pole” obtenida por el Renault RE30B de Alain Prost con 1 m 15,701 s), pero para Villeneuve no había en ese momento otra barrera más importante que superar a su compañero de equipo.

El piloto canadiense decidía volver a pista para realizar un nuevo intento, pese a los razonamientos de Mauro Forghieri (el ingeniero jefe de Ferrari) para que cambiara de idea (Villeneuve ya había empleado los dos juegos de neumáticos permitidos en los entrenamientos clasificatorios y era improbable que consiguiera mejorar su tiempo con neumáticos usados).

Faltando apenas catorce minutos para la conclusión de la última tanda y calzado con el segundo juego disponible del neumático de calificación (teóricamente un par de segundos más rápido que los de carrera), Gilles Villeneuve se incorporaba a la pista al volante de su Ferrari 126 C2 y comenzaba un último intento clasificatorio, en busca de un tiempo que le permitiera situarse por delante de su compañero Pironi.

En vuelta ya lanzada, atacando cada curva al límite, como era característico en el piloto canadiense, Villeneuve supera la “Chicane Kleine” y acelera a tope para llegar a fondo a la rapidísima curva a izquierdas “Butte”.

Por delante se encuentra con el March-Cosworth 821 de Jochen Mass, que aborda toda la curva por la parte izquierda y parece ralentizar la marcha para dejar pasar a Villeneuve.

Sabiendo que está apurando su mejor oportunidad y el máximo rendimiento de los neumáticos, Villeneuve interpreta que Mass va a continuar por la parte izquierda de la pista y sigue a fondo, a más de 225 km/h, abriendo la trayectoria para adelantar por la parte derecha de la pista.

Sin embargo, en ese mismo instante, Jochen Mass (March) también abre su trayectoria hacia la parte derecha de la pista para dejar libre a Villeneuve la línea idónea de trazada, antes de abordar la siguiente curva de derechas “Terlamenbocht” (para que pueda frenar por la parte izquierda).

El malentendido llevaba a una colisión inevitable entre ambos monoplazas y el Ferrari nº 27 de Villeneuve despegaba literalmente del suelo al golpear por detrás las ruedas del March de Jochen Mass.

En medio del trágico vuelo, el Ferrari de Villeneuve pasa por el aire al monoplaza de Jochen Mass, rebota en varias ocasiones contra el suelo y aterriza con tal violencia que el piloto canadiense sale despedido de su coche, iniciando otro vuelo estremecedor que lo catapulta contra las vallas de protección de la curva “Terlamenbocht”.

El cuerpo inerte de Gilles Villeneuve yace al pie de la barrera de alambres, sin el casco (reventado en su impacto contra el suelo), asistido rápidamente por otros pilotos y segundos después por las agitadas maniobras de reanimación del doctor Sid Watkins, que comprueba que el piloto canadiense tiene severas lesiones en la columna vertebral y en la cabeza, aunque todavía respira y mantiene aún las pulsaciones.

En un desesperado intento lo llevan al centro médico del circuito de Zolder y de allí, inmediatamente, lo trasladan en helicóptero al hospital universitario de San Rafael (Lovaina – Bélgica), donde diagnostican fractura severa de las vértebras cervicales, daños cerebrales irreversibles y un pronóstico sin esperanza.

NOTA: si quieres leer la crónica del accidente, publicada por EL PAIS en su edición del 8 de mayo de 1982, pincha aquí.