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Niki Lauda vs James Hunt. II parte

Un relato de El Abuelete del M3 - 26 septiembre 2013

Hesketh – Hunt, la fiesta y la furia (1973)

Ante la nueva situación que presentaba el panorama deportivo tras el accidente de Niki Lauda en Nürburgring, “apareció” un piloto que tendría su oportunidad de conquistar la gloria. Su nombre, James Hunt, «The Shunt».

Hijo de un agente de bolsa, Hunt era un tipo alto, guaperas, simpático y arrogante, que se había ganado su apodo por los múltiples incidentes protagonizados en su paso por la Fórmula 3. Con esas credenciales, James lo habría tenido imposible para llegar a la Fórmula 1 de no haberse tropezado con otro personaje tan “fuera de norma” como él.

Tres años antes de llegar a ser piloto oficial de McLaren (1976), James Hunt era fichado por Hesketh Racing, la escudería de un excéntrico caballero inglés que había conocido poco antes y que estaba dispuesto a gastar la inmensa fortuna de su familia en el deporte que amaba.

Lord Alexander Hesketh era un rico y jovencísimo aristócrata inglés, aficionado a las carreras, que no dudó en invertir la fortuna heredada de sus antepasados para ponerle su nombre a una escudería.

En un principio, la propuesta que le hizo Hunt a su nuevo amigo era que le proporcionase un motor para colocarlo sobre un chasis March de Fórmula 2 que le prestaban. Sus resultados debieron sorprender tanto al Lord que llevaron al intrépido aristócrata a crear el equipo “Hesketh Racing” y un ambicioso plan para la temporada 1973 de F2.

Pero el veneno de las aficiones desmedidas actuó en Lord Hesketh y ello le llevó al alquiler de un viejo Surtees TS9 B de Fórmula 1 (que llevaba más de cuatro meses sin funcionar) para que James Hunt lo pilotara en la anual Carrera de Campeones de la F1, disputada en el circuito de Brands Hatch (18 de marzo de 1973).

El tercer puesto conseguido por Hunt, a escasos centímetros de Denny Hulme (McLaren M23) en la meta, decidieron al aristócrata a emprender aquella romántica aventura, subiendo los peldaños de dos en dos.

Y así se presentaron en el GP de Mónaco de Fórmula 1 de 1973, con un March 731 para James Hunt y el “Southern Breeze”, un yate de 30 m de eslora, formando conjunto con la silueta de un helicóptero “Bell Jet Ranger” y un Rolls Royce “Silver Shadow” para moverse por el puerto y la Corniche monegasca.

Aquella forma de plantearse la disputa de un campeonato causó cierta sorpresa y algún comentario, cuestionándola desde los medios especializados de la época.

Sin embargo, aquel joven casi desconocido, pronto presentó sus credenciales, situándose 6º a las pocas vueltas, cuando había partido desde la novena fila de parrilla. Se desconoce hasta donde habría llegado en su escalada de no haber explotado el motor Ford Cosworth DFV 3.0 V8 de su March 731 a escasas vueltas del final.

Esa misma temporada, en el GP de Gran Bretaña (Silverstone), epataron a todo el mundillo de la F1 montando un “hospitality” para sus invitados, en el que la profusión de vajillas de plata, serviciales camareros y bellas señoritas, elegantemente ataviadas con chaquetillas blancas y minifaldas adecuadas a la circunstancia, consiguieron que los colores rojo, blanco y azul de la flamante escudería no pasaran desapercibidos.

Al término de la temporada, James Hunt había marcado la vuelta rápida en carrera en los Grandes Premios de Gran Bretaña (Silverstone) y Estados Unidos (Watkins Glen) y se había subido al podio en dos ocasiones (3º en el GP de Holanda y 2º en el GP de EEUU). Sumaba así un total de 14 puntos con el vetusto March, que le colocaban en la octava posición final del campeonato y la prensa empezó a considerar que, detrás de toda aquella sorprendente parafernalia, estaba el talento de un equipo técnico profesional y un magnífico piloto.