Fangio explica su accidente en Monza
El propio Fangio relató cómo fue la peripecia de su viaje desde Irlanda hasta Italia en aquel junio de 1952.
“Al término del Ulster Trophy, yo debía haber volado con Behra desde Irlanda, pero al acabar la carrera él ya se había ido. Tomé un avión hasta Londres, pero no había ningún vuelo que me llevase hasta Milán. De modo que volé hasta París. Allí descubrí que no podía ir ni por avión, ni por ferrocarril hasta Milán, de modo que decidí ir en coche hasta Lyon con mi amigo Louis Rosier y allí llegamos entre las 7 y las 8 de la mañana.
En Lyon tampoco había aviones para Milán, así que Rosier me prestó el coche y así continué hasta Monza. Allí, llegué a las 2 de la tarde, la carrera empezó a las 2:30 y a las 3:00 estaba en el hospital”.
Fangio también describe el accidente en un libro autobiográfico de su vida.
“Al llegar a la curva de Lesmo mi coche comenzó a derrapar de costado, atravesando la pista. Entreví unas balas de paja que forzosamente hubieran debido amortiguar el golpe, pero en realidad se trataba de paja prensada y vieja, de manera que era tan dura como una roca. Oí el chirrido de los neumáticos sobre el asfalto, el golpe del coche que se levantaba del suelo y volaba hacia una confusa perspectiva de árboles y sombras, me aferré al volante, pero el golpe siguiente me arrojó del puesto de conducción y me proyectó hacia delante.
En aquel momento supe lo que quería decir morir en carrera. Como en una película a cámara lenta, vi las ramas de un árbol acercarse a mí como si quisiera atravesarme, rozándome con un silbido mientras yo planeaba hacia una difusa sombra verde”.
Tras el accidente en Monza, Fangio permaneció cuarenta y dos días en un hospital y cinco meses inmóvil, con el cuello y el tronco escayolados. Aquel 1952, el Mundial de Fórmula 1 fue para Alberto Ascari, que ganó seis de las ocho pruebas disputadas.
