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Senna 1992, el año de la decepción

Un relato de El Abuelete del M3 - 15 noviembre 2012

El veto de Prost

Lo peor del asunto es que, todos los intentos de Senna, eran por un asiento que le estaba ya vetado. Alain Prost ya había probado el Williams a finales de agosto en Estoril y los tiempos marcados demostraban claramente que el piloto francés no había olvidado el oficio. Antes del final de la temporada 92 se supo que sería el pequeño “Napoleón” quien ocuparía el asiento del deseo.

Incluso Nigel Mansell, flamante campeón, fue ninguneado en sus pretensiones, lo que le llevó a tomar la decisión de abandonar la Fórmula 1 y firmar por el equipo Newman-Hass para competir en la Fórmula Indy en 1993.

Alain Prost, hábil muñidor de condiciones favorables a su interés, ya se había ocupado de incorporar a su contrato con Williams una clausula que vetaba formalmente, de manera expresa, a su rival Ayrton Senna. Su compañero en la temporada 93 sería Damon Hill.

Cuando Ayrton Senna se encontró desplazado en sus pretensiones de firmar por el equipo deseado, su reacción no se hizo esperar. Si, hasta aquel momento, su duelo con el eterno rival se mantenía en suspenso desde hacía varios meses, los rescoldos del odio se reavivaron y sus palabras  fueron una auténtica declaración de guerra: “No admito haber sido vetado por nadie en la forma que se ha hecho. Se supone que este es el Campeonato del Mundo de Pilotos. Hemos tenido dos fantásticos campeonatos, este año y el pasado. Y dos malos, el 89 y el 90, como consecuencia de políticas increíbles y del mal comportamiento de algunas personas. Y ahora creo que estamos llegando a la misma situación. Si Prost quiere volver y, quizás, ganar otro campeonato, que lo haga de forma deportiva, porque la forma en que lo está haciendo es de cobardes”.

Su discurso continuó en parecidos términos y ello motivó la aparición de gruesos titulares en la prensa y declaraciones en la televisión mundial que anunciaban que, si en algún momento hubo apariencia de tregua, esta había terminado. Los sables estaban en alto y “Los Duelistas”, como en la ficción de Ridley Scott, estaban de nuevo frente a frente.


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