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Leyendas del pasado III: Rudolf Caracciola

Un relato de El Abuelete del M3 - 11 julio 2013

El récord de velocidad y la tragedia

En la madrugada del 28 de enero de 1938, tal y como se había programado, el tramo de autopista Frankfurt-Darmstadt estaba preparado para intentar batir un nuevo récord de velocidad. Para ello contaba con una importante cobertura logística proporcionada por el cuerpo de transmisiones del ejército alemán y también con los aparatos de medición y cronometraje más avanzados de la época, incluida la célula fotoeléctrica.

Apenas amanecido y disipada la escarcha, Rudolf Caracciola se lanzó sobre el frío asfalto de la autopista alemana pilotando el Mercedes W125 preparado para la ocasión con carrocería carenada. Con un motor V12 de 5,6 litros, con doble compresor volumétrico Roots y una potencia de 736 CV a 5.800 rpm, el bólido de Stuttgart superaba el kilómetro lanzado a una media de 432,7 km/h y conseguía así un nuevo récord de velocidad.

A la cita había acudido también la marca rival, Auto-Union, con su mejor piloto del momento. Ese día y en ese lugar, se esperaba que, a partir de media mañana, se pudiera levantar el viento suficiente para hacer desaconsejable el intento de desarrollar tan elevadas velocidades, así que lo mejor hubiera sido que todos hubieran recogido su equipo y lo hubieran aplazado para otro momento más favorable.

Pero la rivalidad entre pilotos y marcas era tan enconada que Bernd Rosemeyer no quiso renunciar a su intento y, al volante de su bólido, hizo una primera pasada sin conseguir mejorar el nuevo récord obtenido por Caracciola.

El Mercedes W125 5.6 V12 le permitió a Rudolf Caracciola marcar un récord de velocidad de 432,7 km/h en el año 1938.Cuando creyó estar preparado para un nuevo intento, a pesar del viento lateral ya existente en la autopista, arrancó en pos de la marca y una de las ráfagas de aquel viento desvió al Auto-Union de su trayectoria. Rosemeyer perdió el control de su bólido y se estrelló resultando muerto en el acto, frustrando, a la vez , la continuidad de un duelo de gigantes que había levantado pasiones en todos los circuitos de la época.

La trágica desaparición del ídolo germano obligó a la marca a buscar el piloto que cubriera el vacío dejado por Rosemeyer, recuperando para ello a Hans Stuck (del que habían prescindido para esa temporada 1938) e incorporando también a Tazio Nuvolari. El veterano as italiano ya había tenido contactos anteriores con Auto-Union pero fue en 1938 cuando obtuvo su plaza en busca del rearme de esta.

Rudolf Caracciola consiguió renovar el título de Campeón Europeo en 1938 (su tercer título) a pesar de que solamente ocupó el primer peldaño del podio en la Coppa Acerbo de Pescara (Italia) y el Grand Prix de Suiza. Sin embargo, su regularidad en la temporada, alcanzando tres segundos (Pau, Francia y Alemania) y dos terceros puestos (Tripoli e Italia), resultaron suficientes para ello.