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Leyendas del pasado IV: Bernd Rosemeyer II

Un relato de El Abuelete del M3 - 6 septiembre 2013

El cazador de récords

Con cierto sabor agridulce, vencidos en la temporada 1937 por los competitivos Mercedes W125, en Auto Union se lanzan a conquistar varios récord de velocidad en pista abierta.

Durante tres jornadas (del 25 al 27 de Octubre de 1937), con la autopista Frankfurt-Darmstadt cerrada en ambos sentidos, acuden al mismo tramo donde el 16 de Junio anterior, Bernd Rosemeyer, pilotando un Auto Union “streamliner”, había logrado un récord mundial de la clase B sobre una distancia de 10 millas, alcanzando 360,279 km/h sobre el cemento de la recién construida “Autobahn”. Una sesión que, de forma inverosímil, se había celebrado sobre una sola calzada, permaneciendo la otra paralela abierta al tráfico.

Hasta 16 récord llega a sumar Bernd Rosemeyer dentro de las categorías B (de 5.000 a 8.000 centímetros cúbicos) y C (de 3.000 a 5.000 centímetros cúbicos) con el nuevo intento.

Para lograrlos, el piloto habrá de superar unas condiciones de conducción muy duras, dentro del limitado espacio de la carlinga aerodinámica de sus vehículos “streamliner”. Alternando el pilotaje de los modelos de 6.0 y 4.9 litros, las pasadas al límite se van sucediendo en el tramo elegido, en función de la categoría y distancia cuyo récord intentan batir.

El más llamativo es el obtenido sobre el Auto Union Type C 6.0 V16 “streamliner” en la jornada del 25 de Octubre, en donde cubre la distancia de 1 km con salida lanzada en 8,86 segundos, a una velocidad de 406,321 km/h.

Conseguida la hazaña, el propio Rosemeyer explicaba alguna de las sensaciones vividas a bordo del Auto Union en la captura del récord: “Cerca de los 390 Km/h los empalmes en la superficie de cemento de la calzada se sienten como fuertes golpes en el cuerpo y una resonancia muy fuerte recorre todo el auto, que desaparece a mayor velocidad.

Pasando bajo los puentes se recibe un fuerte golpe en el pecho, porque el coche penetra el aire atrapado debajo y se produce un desplazamiento que hay que dominar. Durante una fracción de segundo desaparece totalmente el sonido del motor, que después vuelve como un trueno cuando se supera el mismo”.

Era la primera vez que se rebasaba la velocidad de 400 km/h y ello será motivo para que la marca rival, Mercedes, presente también es esas jornadas sin conseguir el objetivo, se volviera a plantear la conquista del récord como un reto de futuro.

Alineando su propio “streamliner”, en el equipo de la estrella lo habían intentado sin éxito en la jornada del 25 de Octubre. Pilotado por Rudolf Caracciola, el bólido de Mercedes reproduce lo sucedido unos meses antes en el circuito de Avus y levanta el tren delantero del suelo cuando llega a 379 km/h de velocidad, lo que lleva al piloto alemán a negarse a continuar el asalto.

Es entonces su compañero, Hermann Lang, quien lo intenta, pero un nuevo incidente hace volar la cubierta aerodinámica del motor. Ante el riesgo de perder el control y quizás la vida, se impone la cordura y, en Mercedes, con el sabor amargo de esta última derrota, en el año en el que han triunfado en los circuitos, deciden dejarlo para otra ocasión más favorable.

Aún perdiendo el título europeo de GP, que ha pasado a su rival Rudolf Caracciola, la temporada de 1937 resulta muy gratificante para Bernd Rosemeyer, que ha ganado cuatro Grand Prix, obtenido 16 récord de velocidad y sigue siendo el primer volante indiscutible en Auto Union. Además, su figura y la de su esposa, Elly Beinhorn, es de las más queridas y populares en todo el mundo.

Ese mismo mes de Noviembre, Elly alumbra un niño, que será bautizado con el nombre de su padre, Bernd. Feliz por ello y confiando en que el futuro y su buena estrella le traerán nuevas victorias, Bernd Rosemeyer disfruta la Navidad con su familia, sin poder percibir que sus sueños quedarán rotos muy poco después, en una fría mañana de Enero de 1938.