Consumo sobresaliente
Porsche ha mejorado el nuevo 911 en las pocas cosas que quedaban por mejorar en el anterior modelo (Serie 997), la mayor parte de ellas, detalles que no están directamente relacionados con sus cualidades como deportivo.
Uno de los más llamativos ha sido el consumo pues sorprende cómo un coche de 400 CV, capaz de ofrecernos unas prestaciones sobresalientes, también es capaz de “regalarnos” unos consumos realmente ajustados en líneas generales.
Los retoques realizados en el motor de inyección directa, su ajustada resistencia aerodinámica (Cx 0,29), el menor peso de la carrocería (aligerada 50 kilogramos), el menor consumo que aporta la nueva dirección electromecánica, el aprovechamiento de carga selectivo del alternador, el sistema “start & stop” que ahora lleva de serie, la optimización en el funcionamiento del cambio robotizado “PDK” y la introducción del sistema de “navegación a vela” han permitido reducir las cifras de homologación hasta alcanzar un consumo medio de tan solo 8,7 litros/100 km.
Durante nuestra prueba, las mediciones de consumo no han podido ser más satisfactorias, con un consumo medio de 9,1 l/100 km en conducción mixta por carretera y ciudad a ritmo tranquilo. Dicho consumo se ha incrementado hasta 12,1 l/100 km cuando nuestro estilo de conducción es más dinámico en el uso cotidiano. Y, en conducción a fondo, se ha quedado en unos “destacables” 26,9 l/100 km, una cifra amplia en líneas generales, pero realmente ajustada si tenemos en cuenta que el Audi R8 4.2 V8 Spyder gastó 31,1 l/100 km en las mismas circunstancias o el Opel Corsa OPC Nürburgring Edition se “bebió” 27,8 l/100 km con un motor de cuatro cilindros y 1,6 litros de cilindrada.
Eso sí, en conducción exigente, el depósito de 64 litros se queda corto y apenas nos dejará alcanzar los 250 km de autonomía.
Poder decir de un coche que corre mucho que también gasta poco es algo excepcional, tanto como lo es realmente el 911 Carrera S.