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BMW M3 / Sierra RS Cosworth / «Deltona»

Escrito por: Víctor M. Fernández - 8 noviembre 2011

Comienza el mito “Integrale”

Si bien la aparición del Lancia Delta HF Integrale Evoluzione que hemos probado se produjo en el año 1991, su historia real comenzó a forjarse en 1986, último año en el cual los Grupo B (Lancia Delta S4) protagonizaron el Mundial de Rallyes. Ante su prohibición, Lancia desarrolló una versión de calle que serviría de base para el coche de competición con el cual correrían oficialmente en 1987. Ese coche era el Lancia Delta HF 4WD, que contaba con tracción a las cuatro ruedas y un motor 2.0 Turbo 8 válvulas que desarrollaba 165 CV de potencia.

En 1987 salía a la luz el Delta HF Integrale, que no sólo incrementaba la potencia del motor hasta 185 CV, sino que recibía unas aletas ensanchadas que aportaban un mayor ancho de vía y mejoras en su sistema de tracción total, con un diferencial central viscoso Ferguson y un diferencial trasero Torsen.

El siguiente escalón lo cubría en 1989 el Delta HF Integrale 16V, cuyo motor introducía una nueva culata de cuatro válvulas por cilindro y pequeños cambios que incrementaban su potencia hasta 200 CV, apareciendo dos años después el modelo que protagoniza nuestra prueba. El Delta HF Integrale Evoluzione recibía nuevos retoques en el motor que elevaban la potencia hasta 210 CV, pero sobre todo, mostraba cambios estéticos que realzaban de forma imponte su imagen, al mismo tiempo que incrementaban en torno a un 5 por ciento su eficacia en carreteras viradas. Las nuevas aletas ensanchaban las vías nada menos que cuatro centímetros, el frontal ampliaba las tomas de refrigeración, un nuevo alerón regulable en inclinación se situaba en la parte superior de la luna trasera y las llantas de 15” de diámetro recibían un diseño inspirado en el que tenían los coches de carreras.

En 1993, Lancia dio una vuelta más de rosca al Delta HF Integrale con el Evoluzione II, que incrementaba el diámetro de las llantas a 16” y aplicaba un buen número de cambios en su motor catalizado (el catalizador fue obligatorio en todos los coches a partir del año 92). Así pues, además del catalizador, se introdujo un nuevo turbo Garrett refrigerado por agua, se optimizó la gestión electrónica de la alimentación y se mejoró el sistema de refrigeración para alcanzar una potencia final de 215 CV.