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Leyendas del pasado III: Rudolf Caracciola

Un relato de El Abuelete del M3 - 11 julio 2013

Cambio de reglamentación en la temporada de 1938

En 1938, vientos de guerra amenazaban a Europa. En España, la Batalla del Ebro será la más encarnizada y las potencias democráticas respiran aliviadas cuando, en su errónea política de apaciguamiento, creen haber alcanzado la paz firmando el Pacto de Munich con Adolf Hitler.

Paso a paso, el dictador alemán intenta imponer la supuesta supremacía del régimen nazi, esa misma superioridad que domina la competición del automóvil. Para ello, el gobierno nazi ha destinado importantes ayudas orientadas a convertir las marcas Mercedes-Benz y Auto-Union en potentes paradigmas de superioridad tecnológica.

En un intento de frenar la escalada de potencia alcanzada en temporadas anteriores, que habían llevado a convertir los bólidos alemanes en monstruos inconducibles, en la temporada 1938 desaparece la Fórmula 750, vigente desde 1934. La nueva reglamentación del Comité Deportivo Internacional (CSI) limita a 3.000 centímetros cúbicos la cilindrada en los motores sobrealimentados mediante compresor y a 4,5 litros el cubicaje de los motores atmosféricos.

Estos cambios no impiden que el nuevo Auto-Union Type D, dotado en principio con un motor 3.0 V12 Supercharged (con compresor volumétrico), vaya evolucionando hasta alcanzar los 485 CV de potencia. En Mercedes también trabajan dentro de la norma impuesta y fabrican otro motor sobrealimentado 3.0 V12 Supercharged, que tiene doble árbol de levas en cada bancada de cilindros y desarrolla una potencia entre 427 y 483 CV a lo largo de sus distintas evoluciones.

Victoria de Rudolf Caracciola con el Mercedes W154 en el Grand Prix de Suiza de 1938.El nuevo monoplaza de Mercedes se denomina W154 y recibirá distintas configuraciones a lo largo de las dos temporadas que fue utilizado. Con el propósito de bajar el centro de gravedad recurrieron a una ingeniosa solución, disponiendo el motor V12 ligeramente desviado en diagonal respecto al eje de marcha, para que el árbol de transmisión pudiera alojarse en un flanco del habitáculo.

Si en la temporada de 1937 los títulos los había acaparado Mercedes (superando también a Auto-Union en el número de victorias), la marca de los cuatro aros había establecido varios récords internacionales de velocidad en distintas cilindradas y categorías, con Bernd Rosemeyer y Hans Stuck a los mandos de los prototipos preparados para la ocasión. El más llamativo, con un Auto-Unión Type C Streamline, alcanzó los 406,3 km/h con salida lanzada.

Y, el 28 de enero de 1938, Mercedes quiso marcar un nuevo récord de velocidad para superar el registro obtenido el año anterior por el Auto-Union de Rosemeyer, aunque la jornada finalizó marcada por la tragedia.