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Adiós, Ayrton

Un relato de El Abuelete del M3 - 1 junio 2012

Brasil llora a su héroe en un funeral de Estado

Los restos mortales de Ayrton Senna fueron trasladados a su Brasil natal, donde el Gobierno le rindió honores de Estado en su entierro. Sobre un armón de bomberos desfiló por las calles de Sao Paulo, acompañado de un silencio impresionante y las lágrimas de millones de personas que acudieron a rendirle su homenaje.

Entre las personalidades y amigos que cargaron su féretro destacó la presencia de su eterno rival, Alain Prost, en un gesto de gran calidad humana, que fue entendido por todos como una muestra de reconocimiento y respeto al campeón desaparecido. Entre las ausencias, Michael Schumacher, por motivos poco explicados y la de el avaro Bernie Eclesstone, vetado por la propia familia Senna.

Ante la sencilla tumba, en la que nunca faltan flores frescas, su hermana Viviane pronunció un breve epitafio: ”Dios le dio a Ayrton una misión. A la gente no le importan los demás y viven solo para sí mismos, especialmente aquí en Brasil. Él nos ha unido con su muerte”.

Imposible saber en qué y en quienes pensaba su hermana en aquel momento. Lo que es seguro es que, en todo el mundo, millones de aficionados al automovilismo pensamos y sentimos que nos había dejado uno de los mejores de todos los tiempos.

En la actualidad Viviane es la presidenta de la Fundación Senna, que el piloto creó antes de su muerte, destinando sus fondos a intentar sacar de la pobreza a millares de niños brasileños.

Este es el epílogo de una semblanza que merece un próximo capítulo relatando lo que había comenzado una década antes sobre un Toleman-Hart, bajo la lluvia, en el Gran Premio de Mónaco, en 1984.


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