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Audi R8 LMX Coupé V10 5.2 FSI quattro S Tronic

Escrito por: Víctor M. Fernández - 24 septiembre 2015

Al volante del Audi R8 LMX sobre circuito

El bramido de su motor V10 estremece los principales sentidos en cuanto se pone en marcha, con un sonido del escape contundente, ronco a bajas vueltas, pero fino y agudo a elevado régimen (especialmente si se escucha desde fuera).

Bastan unos simples acelerones en vacío para motivar hasta el espíritu más aletargado y crear el deseo irresistible de sentir sus prestaciones, de querer conducirlo.

En esta ocasión, el escenario ocasional es el magnífico circuito de Albacete, un revirado trazado que combina curvas rápidas y lentas, perfecto para poner a prueba de lo que es capaz este Audi R8 LMX.

Nada más entrar en pista, los 570 CV de potencia nos muestran una contundencia fascinante. No en vano, sus cifras de prestaciones anuncian una velocidad máxima de 320 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo 3,4 segundos, favorecido por la tracción total y su relación peso/potencia (2,8 kg/CV).

Pero, quizá, el elemento diferenciador en su buena respuesta lo marca el excelente funcionamiento del cambio “S Tronic” con doble embrague automatizado, que permite sacar el máximo partido al potencial de su propulsor V10 5.2 FSI.

Mediante las levas situadas detrás del volante o a través de movimientos secuenciales de la palanca de cambios, es posible seleccionar sus siete marchas de forma manual, con un escalonamiento acertado que permite buscar el régimen máximo del motor mientras percibimos una sensación de empuje embriagadora.

04_Audi-R8-LMX_primeras-impresionesEl funcionamiento del cambio “S Tronic” supera en todo al anterior cambio “R Tronic”, engranando las marchas con extraordinaria rapidez y suavidad, como es característico en las cajas automatizadas de doble embrague robotizado.

El cuentavueltas sube frenético hasta tocar la zona roja a 8.500 rpm y las curvas parece que llegan a un ritmo exponencial. Pero no te preocupes, el imponente equipo de frenos con discos carbono cerámicos se encarga de parar el Audi R8 LMX con una eficacia absoluta, plenos de potencia, fáciles de dosificar (con un tacto de pedal durito pero bien servoasistido) y mostrando una resistencia imperturbable ante el trato exigente al que los sometemos sobre el circuito.

La dirección también muestra un tacto acorde a lo esperado en un deportivo como este, aunque sus 3,2 vueltas de volante se antojan mejorables ya en los tiempos que corren. No obstante, tantas vueltas de volante aportan una buena capacidad de giro y tampoco entorpecen de forma reseñable su precisión de guiado.

Lo que sí parece afectar de forma destacada en las reacciones del Audi R8 LMX son las soluciones aerodinámicas que tiene. El alerón trasero fijo (de generosas dimensiones) y el evolucionado difusor trasero, junto con los anchos neumáticos posteriores, parecen aportar mucho más agarre en el eje trasero de lo que consiguen los aditamentos aerodinámicos delanteros sobre el eje frontal, haciendo su comportamiento excesivamente subvirador cuando exploramos los límites dinámicos de esta versión.

El subviraje es pronunciado en la entrada a todo tipo de curvas, obligando a frenar más de lo necesario para inscribir el morro por donde queremos. Pero también debemos retrasar el punto de aceleración a la salida de las curvas, para que el subviraje no nos acabe arrastrando fuera de la pista.

05_Audi-R8-LMX_primeras-impresionesEs una sensación algo frustrante si queremos sacar todo el partido al chasis, sobre todo, teniendo en cuenta que el Audi R8 siempre ha sido un coche muy equilibrado y neutro en su comportamiento, un ajustado balance que parece haber perdido la versión “LMX” con la nueva aerodinámica.

A pesar de tener tracción total “quattro” (mediante un acoplamiento viscoso), el Audi R8 LMX se puede convertir en una “máquina de derrapar” si desconectamos las ayudas electrónicas, dejando constancia de que su reparto de par predomina claramente en el eje trasero. En cualquier caso, el elevado agarre que muestra en las ruedas posteriores obliga a ser un poco insistente con el acelerador para romper la adherencia de los neumáticos o utilizar técnicas de conducción avanzadas para descolocar la zaga, mostrando entonces unas reacciones muy rápidas para las cuales debemos estar preparados.

Así pues, el análisis general del Audi R8 LMX sería mecánicamente soberbio si hubieran conseguido un mayor equilibrio entre el agarre de ambos ejes, que aportaría un comportamiento más equilibrado y un nivel de eficacia que en este deportivo biplaza me ha parecido mejorable.


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