Síguenos

Volvo S60 R-Design T6 AWD Geartronic

Escrito por: Víctor M. Fernández - 14 marzo 2012

Al cambio Geartronic le falta la “R”

Este modelo lleva de serie el cambio automático “Geartronic” de convertidor de par, con seis marchas y tres programas de uso: “Drive”, “Sport” y “Manual”. Su funcionamiento es adecuado en líneas generales, pero se muestra algo lento cuando queremos exprimir a fondo las cualidades dinámicas del chasis.

En aceleraciones a fondo y en cualquiera de sus tres programas seleccionables, dicha caja “Geartronic” sube de marchas automáticamente cuando llegamos a máximo régimen (a 6.500 rpm), no tocando nunca el corte de inyección. El programa “Drive” trata de engranar la marcha más larga posible para favorecer el confort de marcha y optimizar el consumo, mientras que el programa “Sport” aguanta más el régimen antes de subir marcha y aprovecha en mayor medida el rango de revoluciones del motor.

Para disfrutar de una conducción más precisa, el programa “Manual” es el que me ha parecido más adecuado, permitiendo seleccionar las marchas mediante accionamiento secuencial direccional de la palanca de cambios (hacia delante sube marchas y hacia atrás reduce). Tiene un funcionamiento adecuado cuando realizamos una conducción ágil, pero resulta lento cuando realizamos una conducción más rápida y exigente. En tal situación es un poco lento al subir marchas (desde que accionamos la palanca hasta que engrana la marcha) y todavía más lento a la hora de reducir (en frenadas apuradas accionamos la palanca pero la caja no reduce las marchas que le pedimos).

La solución final parece sencilla. Solo hace falta acelerar a fondo y pisar el “kick down” a la salida de las curvas para que el cambio seleccione la marcha más corta posible y obtener así la mayor capacidad de aceleración, aunque a la entrada de las curvas tengamos la sensación de ir “largos” de marcha.

Además, con el manejo “manual” podemos subir marchas cuando llegamos en torno a 6.000/6.200 rpm (punto en donde empieza a decrecer más acusadamente la curva de potencia) y no esperar a que la caja apure el cambio hasta 6.500 rpm (aspecto que nos hace perder capacidad de aceleración).

Los desarrollos de transmisión son largos (ver en la ficha técnica), aunque su escalonamiento parece adecuado y el motor tira de ellos sin demasiado complejo, gracias al elevado par y potencia que desarrolla. En 4ª marcha podemos superar los 200 km/h, en 5ª alcanzamos la velocidad máxima a 6.000 rpm (autolimitada a 250 km/h) y en 6ª llegamos a dicha punta a tan solo 4.800 vueltas. En realidad, dichos desarrollos algo largos no parecen afectar en exceso a la capacidad de aceleración o recuperación, pero sí permiten mantener velocidades de crucero elevadas rodando a bajo régimen y con un nivel de sonoridad mínimo, además de incidir favorablemente sobre el consumo a velocidad sostenida.

Estoy convencido de que, con un buen cambio manual, el coche sería todavía más eficaz y placentero en conducción deportiva, pero también es cierto que el cambio “Geartronic” aporta una comodidad extraordinaria en el uso cotidiano. De nuevo, la solución óptima para este coche hubiera sido un cambio automatizado de doble embrague.