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Ford Mustang Shelby GT350R

Escrito por: Víctor M. Fernández - 6 junio 2017

Velocidad, eficacia y fuertes sensaciones al rodar en circuito

Puedo decir que he tenido la suerte de ser el conductor que más “caña” le ha dado al Ford Mustang Shelby GT350R en España (al menos hasta la fecha). Recién llegado de Estados Unidos (con especificaciones americanas), el GT350R y yo disfrutamos de nuestro “track day” particular durante tres emocionantes jornadas en el circuito del Jarama.

El flechazo fue a primera vista, con ese llamativo color amarillo, el imponente ensanchamiento de sus aletas, los sobresalientes elementos aerodinámicos, discos de freno tamaño “long play”, neumáticos “big foot” y un frontal que tiene “mirada de furia”.

Parece estar rabioso, desafiante… esperando que te enfrentes a él en la pista, que sientas su carácter, que seas capaz de dominar toda la potencia, que luches contra su temperamento y que sientas la emoción de pilotar un coche casi de carreras que permite circular por la calle.

El botón rojo de la consola central “da vida” a la bestia que lleva en el vano delantero y un excitante rugido emana de su escape deportivo para dejarnos escuchar el sonido poderoso del afinado motor Voodoo 5.2 V8. La cosa promete y el inconsciente me ha dibujado ya la primera sonrisa.

Antes de entrar en pista no puedo contener la tentación de darle un par de acelerones en vacío y pruebo a seleccionar el reglaje “Sport” del escape deportivo a través de la tecla específica situada en la consola central.

“Wroomm”… “wroooommmm”… el sonido es aún más bestia, más fuerte, más intenso, más gordo… acompañado de un excitante gorgoreo cada vez que dejamos de acelerar.

Selecciono mediante el mando específico del volante el modo de conducción “Track” (que adopta la configuración para rodar en circuito)… engrano primera… arranco con decisión y… pie en la tabla. La sonrisa se me ha quedado perpetuada en la boca, el primer momento de aceleración es contundente y me empieza a pedir marchas a un ritmo frenético. Sí, lo confieso, me estoy poniendo “todo paloteeee”.

21_Ford-Mustang-Shelby-GT350R_pruebaEl selector de cambio permite engranar las marchas con mucha rapidez y precisión, con movimientos cortos de la palanca y un tacto acorde a su planteamiento “R”.

El Ford Mustang Shelby GT350R aborda las curvas del Jarama con un aplomo sobresaliente y me sorprende especialmente lo bien que la amortiguación regulable “MagneRide” se “traga” el ataque a los pianos, filtrando con una eficacia ejemplar el abuso al que le someto, sin producirse rebotes que descoloquen la trayectoria, ni siquiera en los apoyos más fuertes.

El aplomo y la sensación de agarre que transmite en las curvas rápidas permite abordarlas a tal velocidad que la pista comienza a quedarse pequeña. El paso por curva es apabullante y nos exige ya concentración máxima, sin apreciar transferencias de pesos inútiles y con todo el conjunto pisando por donde apuntamos con el volante.

La dirección con asistencia eléctrica tiene un tacto muy agradable y transmite con fidelidad por donde pisan las ruedas delanteras, permitiendo guiar el coche con mucha precisión.

El enorme tamaño de la carrocería se deja sentir en las curvas más lentas, en donde aprecio que le cuesta algo más meter el morro. La acertada puesta a punto en su geometría de suspensiones aporta una confianza extraordinaria en las curvas rápidas a costa de mostrar un leve subviraje en la entrada de los giros lentos (se podría adoptar un reglaje que corrigiera dicho comportamiento para hacerlo aún más eficaz en curva lenta, pero a cambio sería más exigente de conducir en curva rápida).

A pesar de su elevada potencia, los anchos neumáticos “semi slick”, el excelente trabajo de guiado conseguido en el eje trasero multibrazo y el eficaz funcionamiento del diferencial autoblocante “Torsen” permiten meter los caballos en el asfalto con una sorprendente eficacia, ofreciendo una motricidad realmente buena a la salida de las curvas.

22_Ford-Mustang-Shelby-GT350R_pruebaLas vueltas al límite se van sucediendo y la frenada se muestra contundente desde el primer instante. El equipo de frenos del Ford Mustang Shelby GT350R es todavía más poderoso que su motor V8 y el tacto de frenada me resulta exquisito, permitiendo dosificar su enorme mordiente con una eficacia que roza la perfección.

Con el velocímetro marcando 233 km/h prefiero no apurar demasiado la primera frenada a final de recta y presiono el pedal a unos 200 metros de la curva, apreciando tanta potencia de retención que puedo aliviar la presión del pedal en los metros finales antes del giro. Si su potencia es sobresaliente, no lo es menos su resistencia al trato exigente, dejando constancia de que no son imprescindible unos discos carbono cerámicos para tener una frenada impresionante (esto mismo lo pude comprobar en su día con el Porsche 911 GT3), aunque su menor peso siempre juegue a favor.

El Ford Mustang Shelby GT350R ha aguantado mi “track day” particular sin inmutarse, pidiéndome cada vez un poquito más en conducción al límite. Llevarlo rápido está al alcance de cualquiera, pero alcanzar sus límites dinámicos queda ya al alcance de pocos.

El acelerómetro del cuadro de instrumentación marcaba picos máximos de 1,5 G en curva y en frenada. Desconozco el grado de precisión de dicho elemento en su medición, pero os aseguro que este Shelby GT350R impresiona.

Espectacular… espectacular… no me sale otra palabra más que espectacular cada vez que vuelvo a entrar en “pit lane”, preparado para volver a salir a pista y poner de nuevo el pie en la tabla.