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Ford Focus RS III 2.3 EcoBoost

Escrito por: Víctor M. Fernández - 26 diciembre 2016

El mejor “RS” de Ford

Desde la primera versión “RS” de 1968 (Ford 15M RS) hasta el actual Ford Focus RS III 2.3 EcoBoost de 2016 (pincha aquí para ver todos los modelos “RS”), han pasado casi cinco décadas en las que hemos visto 30 versiones firmadas con el anagrama “RS”.

Modelos tan emblemáticos como los Ford Escort RS (en sus distintas evoluciones), Ford Capri RS 2.8 V6 Turbo (1981), Ford RS200 (1984), Ford Sierra RS Cosworth (1985) o los distintos Ford Focus RS, dejaron el listón muy alto en su tiempo y superar su nivel de eficacia y sensaciones al volante no era tarea fácil.

Pero, los ingenieros de “Ford Performance”, han puesto todos sus conocimientos y una buena dosis de pasión en desarrollar el mejor “Ford RS” de todos los tiempos (lógicamente, en su configuración de calle).

Y creo que lo han conseguido, puesto que el Ford Focus RS III es toda una explosión de prestaciones, eficacia y sensaciones, a pesar de que también es el modelo “RS” más fácil de conducir rápido.

Para algunos, esto último podría parecer un “handicap” (pensando que filtra en exceso las sensaciones de conducción), pero en realidad es toda una virtud, pues permite conducir a un ritmo endiablado con la sensación de control y seguridad que resulta imprescindible para poder ir rápido.

Para conseguirlo, el equipo técnico ha recurrido a un evolucionado sistema de tracción permanente a las cuatro ruedas (que no solo aporta capacidad de tracción, sino que también interviene en el comportamiento), se ha introducido una eficaz amortiguación regulable (por primera vez en un modelo “RS”) y se ha trabajado en obtener un equilibrio óptimo en el reparto de pesos y el centro de gravedad, además de adoptar elementos aerodinámicos en la carrocería que aportan algo más que una estética impactante.

05_Ford-Focus-RS-23-Ecoboost-PruebaLa puesta a punto “R” de esta versión “RS” es brillante y te permite vivir emociones fuertes cuando buscas sus límites, aunque llegar a ellos exige ya buenas dosis de concentración y precisión en las órdenes del conductor, pues la velocidad a la que pasan las cosas resulta ya muy seria y sus ágiles reacciones requieren maniobras precisas en el momento preciso.

No obstante, las ayudas electrónicas te echarán una importante mano siempre que sea necesario y contribuyen a que la conducción alcance un equilibrio adecuado entre seguridad y eficacia, permitiendo rodar realmente rápido con esa sensación de facilidad de la que antes hablaba.

La adecuada puesta a punto del control de tracción “TCS” y el control de estabilidad “ESC” da el juego necesario para disfrutar a fondo de la conducción, gracias a las distintas configuraciones que adoptan en los cuatro modos de conducción seleccionables por el conductor (“Normal”, “Sport”, “Circuito” y “Drift”), pero no cabe duda que las sensaciones más puras y deportivas las alcanzamos cuando desconectamos por completo dichas ayudas electrónicas y somos nosotros quienes nos “enfrentamos” a la bestia, para lo cual aconsejo buenas dosis de conocimiento, mucha cabeza y experimentadas manos.