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Una carrera como las de antes

Escrito por: Jorge Silva - 16 abril 2012

La mejor forma de afrontar un problema es reconocer que se tiene un problema. Esta consideración tan sencilla, que parece sacada de la publicidad de un frenopático, sintetiza lo que está pasando en Ferrari.

El monoplaza de este año era inusualmente feo y componía una postura forzadísima frente al viento, pero en Maranello dijeron que funcionaría y que la forma en que habían resuelto la cuestión de la altura del morro, impuesta por el reglamento, era la mejor posible. Ahora resulta que no funciona, que corre menos de lo esperado en línea recta, que los reglajes de la suspensión son lentos y complicados (eso precisamente desterró el pull-rod hace treinta años) y que tiene exceso de “drag”, palabro que alude a la resistencia al avance de un objeto en el aire. Aunque la verdad, todo sea dicho, es que el único “exceso de drag” probado hasta ahora es el pobre Felipe Massa.

Ahora Pat Fry, responsable del desarrollo de chasis, admite que es preciso analizar el asunto desde el principio, desterrar sistemas de simulación que no responden a la realidad, comprobar si las horas que se invierten en el túnel de viento son rentables y mover cada piedra en busca de soluciones. Lo mala noticia es que el F2012 es uno de los coches más lentos en línea recta y, por si eso no fuera suficiente, tiene además problemas para transmitir al suelo la potencia en la salida de las curvas. La buena noticia es que el ‘mea culpa’ de Fry libra de responsabilidades a quienes trabajan cada día con el mismo ímpetu e implicación de siempre. Y la mejor de todas las posibles es que la promesa de “revisar a fondo el método” rompe con la mejor tradición ferrarista de cambiarlo todo, sin orden ni concierto, cuando el coche no obtiene resultados. Eso al menos es lo que se hizo en Ferrari… hasta que llegó Schumacher y organizó el trabajo de todos y cada uno.

No anda lejos de ese mismo propósito cierto piloto español. Alonso, esta vez sujeto pasivo y mucho mejor aconsejado que Valentino Rossi en estos momentos de zozobra para ambos, se ha limitado a lamentar un exceso de trabajo en las curvas, para suplir lo que no se puede conseguir en las rectas. Ha dicho alguna cosa más, pero no quiero romper mi argumento, ni tengo tiempo de contrastar y citar fuentes. Nadie podrá reprochar al asturiano que no esté poniendo todo su talento en cada batalla. Estoy convencido de que es el mejor profesional de cuantos se sientan en la parrilla, dicho sin el menor apasionamiento.

Qué gran carrera la del GP de China. Cuatro campeones buscándose la vida como si fuera su primer día, una tuerca floja, un equipo de costes ajustados copando la primera línea, discusiones sobre si el reglamento permitirá ingeniosos (y baratos) trucos aerodinámicos, grupos de coches peleando por cada centímetro de pista, debutantes que parecen pilotos consagrados, Pedro de la Rosa buscando agua en el desierto y encontrando algunas gotas, los de Mclaren dándolo todo, Webber y Rosberg dándome la razón, más la promesa de Lotus de desarrollar un súper-DRS, una vez que el invento de Mercedes ha sido declarado conforme al reglamento. Una carrera como las de antes. ¿Cabe alguna pega? Pues sí: una carrera de máquinas y pilotos no debería resolverse fuera de la pista. Sería mucho mejor que cada cual pudiera elegir el neumático que prefiera, entre las referencias posibles, con la única obligación de llegar a la meta, tanto mejor si es con ruedas.

Claro que entonces los comentarios de la televisión tendrían que concentrarse en quién sabe qué otros asuntos. No se puede tener todo. Con unas buenas imágenes y ruido original de fondo, seguro que a muchos nos basta.

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