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La Dirección General de Tráfico podía esperar

Escrito por: Jorge Silva - 17 febrero 2012

Hace unos días, un compañero nuestro se puso sesudo, empezó a reflexionar en voz alta y al final se despachó con lo siguiente: “ya que no podemos quitarnos de encima a todos estos sinvergüenzas, ladrones y asesinos de sueños, por lo menos riámonos de ellos, descojonémonos en su cara”. No es fácil la carcajada cuando te falta el aire, del mismo modo que no es posible apretarse el cinturón y bajarse los pantalones a la vez, pero el humor es muchas veces el último recurso, el más eficaz entre los últimos recursos posibles, incluidos los huevos con su cáscara.

Algún desalmado por aquí se ha lanzado a saludar con la mano (adioooooós) a Pere Navarro, ex director general de Tráfico. Os prometo una anécdota sustanciosa de este señor, un momento Navarro completamente exclusivo, que sólo conocemos él, su señora y un servidor. Mientras eso llega, porque no sé si cabría aquí, hoy mismo, necesito hacer unas consideraciones sobre la salida de Navarro y la llegada de su sustituta.

El gobierno de España, y en su nombre el Ministerio de Interior, ha tardado algún tiempo en anunciar y hacer efectivo el relevo en la DGT, con el argumento, fácil de entender para todos, con la que está cayendo, de que tampoco corría tanta prisa.

Bien. A mí me da la sensación de que el tráfico en general, y el tránsito de coches en particular, es la típica cosa que podría pasarse sin una Dirección General. Veamos todo lo que cabe alrededor de una dirección general, desde ujieres, paseantes de fotocopias y chóferes, a secretarios, departamento de Prensa, fotógrafos, palmeros, proveedores, restaurantes de menú y de los otros, técnicos de mantenimiento, ascensoristas, asesores de vestuario, administrativos, cajeros (para las dietas), consejeros, linotipistas, mecánicos… y llegaremos a la conclusión de que es un lujo innecesario y carísimo. Pues todo eso nos lo podríamos ahorrar si nos quitáramos de encima la mencionada dirección general. “De encima”, nunca mejor dicho. Aunque hay otras, muchas otras direcciones, secretarías, abrevaderos y pesebres. El potencial de ahorro es formidable, tan formidable como el número de cesantes… y de amiguetes que esperan lo suyo. Por eso vamos a seguir teniendo Dirección General de Tráfico.

El nuevo gobierno nos ha demostrado con hechos que se puede pasar una buena temporada sin DGT. No sin camas de hospital o calefacción en las aulas, que eso ya nos lo están demostrando con hechos otras administraciones, pero sí sin DGT. En realidad, el papel de una máxima autoridad del tráfico podría desempeñarlo sin más la Guardia Civil, cuyo personal es el único que de verdad sabe sobre la materia. Podría recibir apoyo desde los ministerios de Fomento y Hacienda, por aquello de hacer carreteras sobre las cuales el personal pueda ir cometiendo infracciones, y también por aquello de que el Estado pueda recoger ordenadamente los beneficios de tales diabluras.

Pues pensar que hay el menor interés en evitar las infracciones es tontería. Los radares se ponen ahí, donde se ponen, con la esperanza (y por la sensatez que se pide a toda inversión) de que la peña se desmadre y a continuación suelte la pasta. Extremo este último muy importante, si no imprescindible. Si luego además aporrea el volante al verse cazada cual alimaña, aún mejor para la salud pública, pues no hay nada mejor para el cutis que el desahogo.

Hacienda podría desarrollar también procedimientos telemáticos para que, ya fosilizada la presunción de inocencia y en vías de extinción la elemental defensa jurídica, al menos se agilice el cobro de la recaudación diaria y se reduzcan los papeleos y engorros para el contribuyente. Ni flashes, ni molestos interrogatorios en al arcén, ni discusiones bizantinas, choque de acentos o malas interpretaciones: tú metes la gamba y Hacienda te sacude un zarpazo en la cuenta. Si luego resulta que tú no eras el conductor, o tienes cualquier cosa que objetar, eso ya lo recurres en Ginebra, Bruselas, La Haya o donde te digan, que para algo también tenemos elecciones europeas. Las urnas las fabrica otro proveedor, pero la industria es la misma, esto está globalizado, chicos. English spoken. Dont’t worry.

Ya me estoy yendo por las ramas. Si la DGT podía esperar, si no era una prioridad, si no era urgente, etcétera, ¿por qué demonios ha habido relevo en la DGT? ¿No era más fácil devolver a Pere Navarro a su casa, que bastante cansancio psíquico debe tener el hombre, y cerrar disimuladamente la tienda? Que se fuera, que no viniera nadie en su lugar, que los radares y demás instalaciones las mantuvieran los contratistas con cargo a sus comisiones de amiguete baidefeis…, y ya puestos a pedir, que este mantenimiento creara algún puestecito de trabajo.

Pero no, en el lugar que ocupaba Navarro, que seguirá cobrando un dinerito hasta el mismo día del juicio final y con cuyo trabajo estaba todo el mundo contentísimo, el nuevo gobierno pone a un médico, Doña María Seguí. ¡Una cirujana para sentenciar los males del tráfico por la carretera! Ya metidos en juergas ¿por qué no han puesto en la DGT a la decana del gremio de funerarios de España, o al mayor capitoste de los Bomberos? Después de todo, los accidentes graves tienen casi siempre su bombero, su médico y su enterrador. Salvo los de Berlanga, que incluyen además un cura, un maestro, un alcalde, tal vez un astronauta…

Seguí está especializadísima en prevención de lesiones, y la verdad es que está muy bien que tratemos entre todos de prevenir lesiones. En la infancia y al final de la vida. Pero francamente, más que como una cuestión de salud pública, el tráfico lo veo como una ceremonia social que, sí, necesita normas, vías, voluntad, buen juicio y hasta ambulancias con personal sanitario, pero sobre todo lo que necesita es un buen manual de instrucciones. Una proporción alarmante de la población conduce careciendo de la más remota idea sobre cómo hacerlo bien. Con su maquinita de cobrar tasas (en el futuro de prevenir lesiones), la DGT ha puesto en circulación millones de aeronaves tripuladas por personas que desconocen los principios del vuelo. Y perdonad que os diga, aquí ni puntos, ni rayas: esto ya no hay quien lo arregle.

Pero nos matamos menos, ¿verdad? Esa es la otra gran mentira. Es muy feo mentir. Más feo aún mentir a quien te paga. Pero mentir y engañar a propósito de cosas tan serias, eso es sencillamente repugnante.

Otro día os cuento una sabrosa anécdota del Señor Navarro, a quien por cierto imagino ya en Barcelona, con las gafillas de colores vibrando y media lengua fuera en busca de recaudaciones posibles. Pague con el botín los favores que deba, señor, pero que le quede algo para camas de hospital, no vaya a ser que a Cataluña se le termine la paciencia y se los lleve a todos ustedes al infierno.

  • 11 comentarios

    • Abuelete del M3 dijo:

      Querido «compi» entre el»Villita» y tú acabais de ahorrarme el esfuerzo de echar mi cuarto a espadas sobre la DGT , sobre el Sr.Pere Navarro famoso por no saber llevar derecho un carrito del súper y su célebre «¡¡Lascagao!!». Él ha sido el principal receptor de medallas otorgadas en base a estadísticas que no toman en consideración ciertos «pequeños detalles» como que,en dias laborables aproximadamente el 20% y fines de semana casi el 50% de los españoles hemos optado por la «conducción eficiente» o sea,dejar el coche aparcado en casita y tomarse la ración de bravas y cortezas en el bar de la esquina cuando antes, con tal de matarnos, éramos capaces de irnos a devorar cordero y/o cochinillo hasta Segovia y más allá o fuentes de cigalas, mejillones de 6 piezas por lata en La Toledana o Gamba roja a 100€ de Denia.
      El Altzeimer, ese cabrón que algunas veces me esconde las cosas y los recuerdos no me permite llamar por su nombre a aquel humorista que se colgaba unas gigantescas medallas de ojalata o cartón sobre su frac, lo tengo en la punta de la lengua, pero seguro que tú y los demás sabeis a quién me refiero. Gracias de nuevo por ahorrarme la página (ya estaba escrita pero «el baranda» con buen criterio evitará redundancias).
      El arrocito hecho al fuego con leña de naranjo continúa esperándoos y yo también.

      • Lourdes dijo:

        Abuelete no estarás hablando del ilusionista «Magic Andreu»? digo el de las medallas de hojalata y cartón.

        • El Abuelete del M3 dijo:

          ¡¡Efectivamente!! Mágic Andréu, lo estuve buscando incluso en you tube, pero el «avaricioso» de Andréu Buenafuente lo acapara todo y acabas «despistao». Aquellas medallas tienen desde mi punto de vista el mismo valor que muchas de las que se ha estado colgando ese otro «humorista» tan gracioso, el Pere «Lascagao».Gracias por tu colaboración.

    • Juan Francisco Calero dijo:

      Ya se sabe que no hay nada mejor para gestionar el tráfico y evitar la siniestralidad que un buen airbag.

    • javier lopez de guereña dijo:

      Lástima de genio del humor que se nos ha ido. Espero que lo reciclen en el festival de Sitges. Aunque cualquier facultad de Estadística con posibles entrará a la puja: a ver ¿quién le ha puesto campanario a la campana de Gauss?

    • Uvedoce dijo:

      ¿Un campanario a la campana de Gauss? Un transeúnte, Javier, quién sino un transeúnte habrá podido ponérsela.

    • CLEOPATRA Y SU BUGA dijo:

      ¿Esa campana de Gauss no era una que robaban el kirduglas y el tonycurtis que al final se iba al fondo del mar? .Poneros en modo «tutovabene y tuttoavantti» y olvidaros del plasta este que nos ha tenido atemorizaos a base de chorradas con monchetas.Que agusto me he quedao!!!

    • Lourdes dijo:

      No sé si las campañas de la DGT son realmente efectivas, si lo son, entonces cabría pensar que de algún modo la DGT es beneficiosa, pero el caso es que yo siempre he pensado que realmente no lo es porque esas campañas deben ser encargadas a empresas de publicidad y marketing, empresas especializadas en publicidad impactante, pero… sirven o no? porque a pesar de la millonada que deben gastarse en ellas, si usted recorre la carretera que va de Montblanc hacia Tàrrega dirección Andorra, verá la cantidad de gente que no debe seguir la publicidad de la DGT, o cambia de canal o directamente no se recibe la señal en sus televisores. Sabe lo gracioso? que de cuando en cuando nos ponen unos radares de metira en esa carretera, porque si son de verdad son «pa matalos», casetitas en color naranja butanero, uno cada 200 m para que nadie se de cuenta, eso dos veces al año, total que todo quisqui sabe que cuando no están las casetitas no hay radares, y cuando están parecen tan de cuchufleta que ni Dios les hace caso. Para que sirven? el que lo averigüe tiene premio.

      • El Abuelete del M3 dijo:

        En autolímite, aunque seamos muy críticos con algunas acciones de la DGT entendemos muy sinceramente que es absolutamente necesaria una buena regulación del tráfico para que esto no sea Ruanda-Burundi o así. Aplaudimos todo lo que esté avalado por un trabajo serio, con planteamientos realistas y honestos y cuestionamos aquello otro que nos huela a chapuza y éxito mentiroso. Las reglas, para ser respetadas deben ser respetables y mucho de lo actuado en los últimos tiempos no pasaría un «control de calidad» riguroso.En estos días nos estamos enterando de algo que ya suponíamos sobre la fiabilidad de las estadísticas sobre víctimas de la carretera.No se puede jugar con esas cosas y encima ponerse medallas como las de Mágic Andréu.

    • Lourdes dijo:

      Abuelete, si yo no digo que no sirvan, yo apuntaba que para encargar una campaña de prevención a una empresa de publicidad no hace falta un Director general de la DGT. Las campañas son necesarias, y además son buenas y efectivas so están bien orquestadas, pero es que me parece a mí que colocar casetas-radar, en momentos putuales, es de tontos. Yo es que lo veo así.

      • El Abuelete del M3 dijo:

        Totalmente de acuerdo, querida Lourdes, de rematadamente tontos o de «listos», este que se ha marchado no tenía término medio, jajaja.